Testimonio de Juan Gonzáles Ganoza y crónica de una jornada nostálgica

(Escribe: David Amez)

El "mantón" de los Potrillos. Aunque no se aprecia de lejos, tiene grabadas cientas de firmas de blanquiazules homenajeando a nuestros mártires.

La llegada a la casa nuestra de Matute, el día jueves a las 6 de la tarde, fue distinta a las tantísimas veces anteriores en que arribé a aquel sagrado templo del fútbol peruano. Entrando a la explanada de Occidente, empezó a soplar en la cara un aire cargado de añoranza, de un dolor ahora lejano, de nostalgia. Al llegar a las escaleras por fin vi a unos metros míos el "mantón" hecho para los Potrillos, bastante grande, que tenía a sus pies once ramos de flores a los que acompañarían varias velitas no bien terminara de caer el sol. Al lado de la enorme tela había un pequeño grupo de barristas tomando cerveza. La chacota y la picardía innata en ellos esta vez es mesurada, en voz baja. Definitivamente era otra la atmósfera en el Alejandro Villanueva.

Entré, y en las paredes de los pasadizos de Occidente estaban colgadas las fotos. Más de la mitad eran ampliaciones de recortes periodísticos de los años ochenta: "Ballet grone fue un galope" (sobre el 5-1 de los Potrillos a la 'U' en el '86), "Alianza se paseó con la 'U'" (sobre el 4-0 al mismo equipo y en el mismo año), "Escobar fue la clave íntima" (el 'Potrillo', cuándo no, ante los cremas), "La punta del torneo es de color 'grone'" (tras aquel último partido en Pucallpa antes de la tragedia). Continuando con el recorrido, aparecían imágenes de aquellos aliancistas desenvolviéndose en la cancha, y de los mismos en momentos más íntimos, como en almuerzos del equipo y reuniones familiares. Al terminar de ver las fotos, me dirigí hacia un grupo de hinchas que rodeaba a un anciano un tanto abrigado y de anteojos bastante gruesos. Era el padre de uno de los fallecidos en el accidente aéreo (no alcancé a escuchar de quién). Una frase suya me impactó: "Si esta horrible desgracia le dolió en el alma al país entero, imagínense lo que habrá sido para los padres de los que se perdieron ahí", dijo. Se sumaron al grupo dos periodistas -también aliancistas a muerte- que tomaron la palabra. Observaban las imágenes y uno ver reflejados en sus ojos los goles, los partidos, las jugadas, a los futbolistas famosos y a los que no lo fueron no tanto, a los que se consolidaron... Finalmente, sus miradas podían transmitir el impacto de lo que debieron haber sido los días posteriores a la tragedia que marcó para siempre la historia de Alianza y del fútbol nacional. Entrábamos poco a poco en una conversación de nivel, imperdible para cualquier hincha del fútbol. 

Uno de los cuadros de la exposición gráfica.

Uno de ellos empezó a tomar protagonismo al contar varias anécdotas de la niñez: "tiradas de pera" para ir a ver entrenar a Alianza, diversos recursos criollos para colarse al estadio a falta de dinero, jornadas largas  y cansadas para poder conseguir saludar a algún jugador... Y entre las memorias poco a poco iba resaltando un nombre: José Gonzáles Ganoza, "Caíco", aquel larguirucho arquero que defendió solamente los colores de Alianza Lima a lo largo de sus catorce años de carrera, solo interrumpidos por el desgraciado accidente de avión. Con un conmovedor brillo en sus ojos, el periodista contaba sobre su máximo ídolo. Aún conserva en un pedazo de papel un autógrafo que 'Caíco' le dio hacía más de veinticinco años, un día en que aquel niño lo esperaba ansiosamente afuera de un hotel en el que el guardameta concentraba. Tiempo después de la tragedia, este blanquiazul se mandó a hacer réplicas de diversas camisetas del Nº 12 aliancista, aquel que no fue superado por ningún otro jugador dentro de su estima, en toda su vida como hincha. Todos aquellos sentimientos aterrizaron en esta brutal confesión: "Yo no conocí a mi viejo. De adolescente me dijeron en terapia que todo ese vacío peternal en mí fue llenado por mi afición por el fútbol, por el Alianza Lima, por mi dedicación a esta pasión. El momento en el que me enteré de esta tragedia fue muy, muy impactante para mí. La presión se me bajó y sentía que me desvanecía. Uno a uno iban llamando amigos y seres queridos, hablándome sobre la noticia y dándome una especie de pésame. Sinceramente sentí que había perdido a una parte de mi familia ahí. Aunque han pasado veinticinco años, no ha habido un solo día en que no me acuerde de ellos"

Por ahí pasaba un señor con poco cabello, tez oscura y un semblante humilde, pero sabio. Se nos unió también y comenzó con sus testimonios de los días posteriores a la caída del avión, las largas y desgarradoras jornadas de espera por los cadáveres traídos por el mar. Enseguida nos dimos cuenta de que era familiar de una de las víctimas. El mencionado periodista preguntó su nombre y de quién era pariente: "Yo soy Juan Gonzáles Ganoza, hermano de Caíco". Ya se imaginarán la reacción: "Maestro, mucho gusto. No hay otro ídolo más grande para mí que su hermano". El diálogo continuó y los corazones de todos los presentes se estrujaron ante cada palabra que escuchábamos. 

Cuando otros dos miembro del Blog me dieron el alcance a Matute, les conté resumidamente todo lo que había escuchado. Necesitábamos oír más palabras de este hombre, de todas maneras. Entonces, realizamos una algo improvisada entrevista:

- Señor Juan, ¿Cómo se siente al cumplirse veinticinco años de esta dolorosa tragedia que enlutó al fútbol peruano?
Bueno, algo triste, recordando todo. Los días después de la caída... Todos los familiares de aquí para allá buscando con desesperación los cuerpos. Yo vivo en Chorillos, y tuve que hacer viajes largos hasta el Callao para continuar buscando. Hasta hoy no aparecen las respuestas, no se sabe qué pasó exactamente ni por qué. No hay palabras, fue algo muy triste. Pero, bueno... Es cosa del destino. Dios sabe por qué hace las cosas y ahora tiene a mi hermano en su gloria.

Juan Gonzáles Ganoza, entrevistado por El Blog Íntimo
- ¿Qué se siente ser hermano de un jugador tan querido por la gente y tan importante dentro de la historia de Alianza Lima?
Es un orgullo incomparable. Nosotros somos sobrinos del gran "Patrullero" Gonzáles. Caíco dejó huella, se hizo uno de los jugadores más queridos en su momento y después nuestro sobrino Paolo Guerrero se formó en Alianza. Es un gran orgullo tener como hermano a caíco y pertenecer a una familia 100% identificada con el único equipo del pueblo.

- ¿Cómo era Caíco como persona?
Fue una buenísima persona. A diferencia de sus hermanos, era un tipo bastante sano y algo quedado para las bromas. No sabía jugar a los casinos (risas). Era muy tranquilo, humilde, apegado a su familia, le gustaba ayudar a la gente, era muy bueno con los aficionados. Una maravillosa persona a la que se le extraña mucho hasta hoy.

Le dije "maestro" y se despidió de nosotros. Todo el tiempo posterior anduvo por los pasillos de Occidente, con una mirada llena de nostalgia y orgullo al observar las fotos en las paredes, al ver aquellas portadas de periódicos que ensalzaban a 'Caíco'. En esos breves minutos nos dio su disposición y, me atrevo a decir, su cariño a través las palabras hacia su hermano, a este trío de jóvenes que no pudo verlo defender el arco blanquiazul, pero que capturaban como suyo el sentimiento de aquellas personas que lo admiraron y amaron.

Fue un encuentro casi irreal, con una emotividad indescriptible tras presenciar al hincha presentándose con el hermano del ídolo, del máximo líder de aquella generación. Ver los ojos de don Juan mientras pronunciaba para nosotros esas breves palabras, y cómo humildemente dejaba Matute para ir a tomar su micro de regreso a casa. Ya nos sentíamos bastante agradecidos...

"Caíco volando hacia la eternidad". Frase del blanquiazul Ricky Asencio.

Pero otro momento memorable llegó aquella noche, cuando las puertas de la tribuna de Occidente fueron abiertas a los hinchas. Aunque nadie lo dijo, sabíamos que estábamos siendo invitados a salir hacia las graderías. Silencio sepulcral. La bellísima imagen del estadio a oscuras nos invitaba a intimar con él. El mismo aire fresco con olor a nostalgia que se sentía al llegar a Matute nos volvió a acariciar. Comencé a realizar un ejercicio mental que pongo en práctica cada vez que tengo la oportunidad de encontrarme así, contemplando en silencio el verde de la cancha: imaginar y recordar. Imaginar, como si hubiera estado ahí, aquellos goles y campeonatos ocurridos sobre aquel gramado. Cueto, Cubillas, Sotil, el bicampeonato del '78, el 5-1 a los rivales de siempre, el clásico del 6-3, el celebradísimo título del '97 tras dieciocho años de sequía. Y recordar. Recordar mi primera vez en el estadio, el bicampeonato del 2004 y el título del 2006, los goles de Waldir, la goleada a Estudiantes de la Plata...

Entonces, mientras el aire nostálgico se mezclaba con el olor a cigarrillo de algunos hinchas pensativos, una llama se encendió en la tribuna Svr. Al comienzo pensé que algún mal barrista estaba quemando algo en la tribuna, justo en ese momento tan especial, pero luego fueron encendiéndose más llamas. Una surgió bajo el arco de Svr, otras más fueron apareciendo repartidas como jugadores a lo largo de la cancha, también apareció una en la banca de suplentes y otra en las graderías.

Las antorchas representaban a los jugadores titulares y suplentes, al entrenador y a su cuerpo técnico, a los dirigentes y a los barristas que encontraron trágicamente la muerte aquel maldito 8 de diciembre de 1987, que hoy, veinticinco años después, sigue siendo tan doloroso y sintiéndose tan grabado en la historia del club al que amamos. Aquellas llamas ardiendo le reclamaban a mi baúl de los recuerdos el agregar más imágenes la próxima vez que me encuentre en intimidad con el estadio. No solo goles de los viejos cracks e ídolos, no solo jugadas virtuosas de los canteranos blanquiazules, no solo copas alzadas y vueltas olímpicas... También dolor. Desde el que puede ser propio de momentos amargos por partidos perdidos y títulos frustrados, hasta el del más desgarrador, como cuando el Alejandro Villanueva tuvo que albergar el desgarrador velorio de nuestros mártires.

Preciosa foto tomada por un hincha.

Porque el aliancismo es como la vida misma: Siempre hay objetivos trazados, buscamos celebrar, buscamos alegría, buscamos títulos y jornadas inolvidables como hinchas, pero no siempre las cosas saldrán como esperábamos. En el aliancismo y en la vida siempre habrán momentos de dolor y de pérdida, alcanzando a veces momentos tan fuertes como el de la tragedia del '87. Sin embargo, siempre habrá la obligación de levantarse, de no permitir que la desgracia nos gane. Y como debía ser, así lo hizo Alianza Lima, el club de fútbol más grande de este país.

Creo, personalmente, que esa fue la principal lección que nos dejó la pérdida de los Potrillos. Aunque de un modo infinitamente ingrato, su partida nos terminó haciendo más grandes de lo que ya éramos. ¿Podría ser esa una de las razones por las que los recordamos tanto?

Esperamos que este humilde homenaje haya podido expresar el inmenso agradecimiento que tenemos hacia ese grupo de personas que se volvió inmortal, y que permanece en el corazón de un pueblo que los recordará por siempre. Por todo lo dicho y muchísimo más, muchas gracias, con todo el corazón, a los hermanos blanquiazules que partieron de Ventanilla.

ARRIBA ALIANZA LIMA, ahora y para toda la eternidad...

Testimonio de Juan Gonzáles Ganoza y crónica de una jornada nostálgica Testimonio de Juan Gonzáles Ganoza y crónica de una jornada nostálgica Reviewed by Blog Íntimo on diciembre 09, 2012 Rating: 5

4 comentarios:

  1. Este año ha sido muy conmemorativo con respecto a otros años y eso cabe recalcar , tambien quisiera dar gracias a todos los que estuvieron detras de este homenaje , pues se nota que fue una ardua labor con vasta preparacion pre liminar. Un saludo a este Blog que demuestra obejetividad y un constante deseo de superacion no propio sino para todo hincha alianzista ( mediante recordar la historia , el apoyo incondicional y demas ) Muchos mas exitos en su labor de difundir el alianzismo , un saludo desde Guam

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  2. Espectacular David, como siempre. Y es que aveces la ignorancia es atrevida al edcir que lo nuestro es una Tragedia, esto solo sirviò para afianzarnos màs y demostrar lo que siempre fuimos, una gran familia..eso es lo que mas destaca en el hincha de ALianza y es algo que jamàs, JAMÀS, debemos de perder.

    ALianza es mi vida, es todo para mì, es el amor mas bonito que pueda tener. Por este amor es que, a pesar de aùn no haber nacido en esa època, siento el dolor como si hubiese estado presente. Y es que la historia de ALianza tiene muchas pàginas tristes, y esta es la peor. Esperemos que nunca màs vuelva a suceder algo asi.

    ARRIBA ALIANZA

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  3. gracas alianza lima soy primo de aldo chamochunbi argote y cuando ocurrio el accidente tenia solo 10 años fue muy dificil ver a tanta gente querida llorar por todos nuestros seres queridos que partiero ala gloria .

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  4. El dolor de la desgracia hoy es una nostalgia calma pero profunda...

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