"Papito Víctor, vuelve a La Victoria" | Alianza Lima 1 - Cienciano 0

"Papito Víctor, perdón por molestarte allá arriba. Quería contarte que Alianza Lima ganó el lunes. Sí, ante Cienciano, a ese mismo que derrotamos para el título del Centenario y en el 2006, ¿te acuerdas? Estaba pequeña, pero te veía frente a la televisión y decía "¿Por qué está tan feliz? ¿Qué lo emociona si lo he visto renegar y molestarse por ellos?". Y ahora que no te tengo conmigo, te entendí: hace unos días mi club me hizo pedazos, y hoy tenían que ganar. Y se pudo, jugando horroroso, con más vergüenza que fútbol, pero lo ganamos en La Victoria. Gracias a ti. ¿Quieres saber por qué? Te cuento por aquí, abuelito".

Escriben: Karla Jiménez (@_karlajm) junto con Antenor Incio (@elantenor)

Alianza Lima vs Cienciano - Alineaciones

Alineación de Alianza Lima: F. Saravia, R. Rojas, P. Míguez, Y. Vílchez, R. Lagos, J. Ballón, P. Lavandeira, M. Cornejo, Ar. Rodríguez, W. Aguirre, H. Barcos.

Alineación de Cienciano: M. Vargas, J. Estrada, P. Fuentes, L. Recalde, A. Quintana, F. Guerrero, Á. Romero, N. Rinaldi, K. Sandoval, F. Curuchet, A. Ugarriza.

Análisis del Alianza Lima vs. Cienciano: cronología de la fe

"Te comento que durante el partido ante River no sabía cómo reaccionar. Pude apagar la tele, echarme a dormir y listo. Pero me quedé viendo, gol tras gol. Decidí quedarme con mi equipo hasta el final. Tú lo hiciste muchas veces, y me enseñaste a que a la familia no se abandona, pero si hay cosas para decirles, lo hago. Tú sabes cómo soy, papito; estuve molesta por muchas horas, por muchos días. Lo peor es que sabía que iba a salir mal, pero otra cosa era vivirlo. Y así tuve que seguir mi vida. ¿Cuántas veces habrás pasado por lo mismo tú? ¿Cómo hiciste? A mí me hirieron, me faltaron el respeto como hincha, y ellos a sí mismos como jugadores. Y se notó en Matute, porque nuestra Alianza salió con la resaca de la Copa y se sentían derrotados apenas comenzado el partido. Abuelo, no sabes la indignación que me causaba eso porque seguía el cotejo por los comentarios de mis amigos, dado que estaba en el trabajo.

Cienciano nos dominó en la primera mitad, ¿puedes creerlo? En nuestra casa. En la tuya, en la mía. Y sabía que merecidamente estábamos siendo arrinconados. Como cuando los primos presionan al tío con plata para que les dé propina, así nos tenía Cienciano. Y aquí es donde pensé en ti. Me quisieron dar flashbacks del encuentro pasado, con la herida superfresca y con mucho temor, pero me refugié en tu recuerdo y decidí pensar en que desde arriba podías tener el mejor horizonte y hacer que ganemos. Ya no me importaba el cómo ni por cuanto; solo quería un gol y ganar. Abuelo, una por favor, necesito sacar este grito contenido por tanta rabia, tristeza, decepción y todos los calificativos válidos para describir que quería desahogarme.

Y justo estaba regresando a mi casa, débil por el estrés acumulado en la semana. Estaba cansada de toda la mierda que hablaron de nosotros y solo quería que me des ese milagro. Ya había llorado lo suficiente y Alianza tenía la obligación de llevarse los tres puntos. Ni siquiera para mantener al entrenador, sino porque representan al club del cual tú, papito, me hiciste hincha.

Abro la puerta de mi casa, estoy exhausta. Prendo la tele, y el partido seguía 0-0. Estaba desesperada porque lo único que me importaba es que hicieran un gol. No me importaba si bonito o de rebote, solo un bendito gol. En el campo veía que Alianza intentaba mejorar, además de ver a Lavandeira correr y correr, a tal punto que empezó a renguear de dolor por el desgaste. Ay, papito... mi miedo crecía.

Foto: Berny Gutierrez para El Blog Íntimo

Y cómo no temer si estos mismos jugadores me fallaron cuando más lo necesité, pero hoy tenían que ganar, mínimo por un poco de vergüenza. Mi corazón se aceleraba, abuelito, ¿así te sentías cuando te tocaba ver el partido solo? Pues te abrazo a la distancia, porque necesitaba de tu cálido conforte para que me dijeras que todo va a estar bien. 

Hasta que llega el minuto 90. Hay tiro libre que ejecuta Pablo Lavandeira, y yo ni estaba prestando atención, volaba de ansiedad. No vi qué pasó, pero escucho el grito de gol e inmediatamente volteo y Benavente estaba celebrando. En mi mente dije: "¡YO SABÍA QUE TÚ NO ME IBAS A FALLAR HOY, LO SABÍA! Pedí con todas las fuerzas que me quedaban que llegase un gol y así fue. ¿Cómo lo hizo? Me importa tres pepinos, lo hicimos. 

Foto: Berny Gutierrez para El Blog Íntimo

Y de la poca energía que me quedaba, empezaron a salir lágrimas de mis ojos. ¿Recuerdas cuando era niña y me consolabas después de que me hicieran llorar? Pues te quería de vuelta aquí, pero ese día me dijiste: "Karlita, hoy vuelvo, pero a La Victoria. Te escucho cantar todas las tardes-noches en Sur, con ese fervor que caracteriza a la familia. Siempre. En la popular estamos juntos y hoy me tocaba devolverte el gesto, por tremenda ofrenda de amor". Y las gracias son para ti, por estar conmigo en el momento que más te necesito. Me enseñaste el mejor amor que podía encontrar, y Alianza Lima te devolverá la gratitud. Nuestro club tiene una cuota pendiente con nosotros, pero logré sacarme esta ira contenida, al menos por hoy.

Cierro esta conversación pidiéndote que acompañes a mi equipo en Huancayo, con quienes jugamos este domingo. No me he recuperado de lo sucedido, pero pídeme la vida y te la daré, vayas donde vayas, yo te seguiré. Te quiero mucho, nos volveremos a encontrar como siempre, en Sur y cantando juntos. Y me enseñaste que siempre:

¡Arriba Alianza, toda la vida!"

Atte. Karla Jiménez.