Alianza Lima Femenino se despidió del torneo de la manera más horrible: jugó su peor partido en el año en el partido de vuelta de la final de la liga y permitió que un equipo inferior se lleve el título por negligencia propia. Su propuesta futbolística fue casi tan mala como la actitud con la que salieron a la cancha: muertas en vida, sin corazón. Hay maneras de perder, pero la de anoche es una de las peores que haya visto.
Escribe: Roberto Del Carpio (@rdelcarpio)
Nunca tuvimos ni media chance en este partido. Foto: Club Alianza Lima |
Seré algo más breve con este relato que de costumbre. Será más un desahogo más que una crónica. Lamento mucho si no le entrego el producto que acostumbra leer en este blog, pero es que no hay mucho para decir ahora. Nos ganaron bien. Como había mencionado Bencho en la crónica anterior a esta, el equipo dejó mucho que desear en la primera final en materia futbolística. Y es que, vamos, no nos engañemos, el 1-0 de la ida supo más a derrota que a victoria por lo fortuito del gol y la falta de definición.
Alianza había buscado priorizar el cero en arco propio, cosa que no estaría mal de no ser porque tenemos los mejores nombres ofensivos del torneo, y un mal funcionamiento defensivo a lo largo del año. Muchos esperábamos algo distinto en la vuelta, pero no. Nada de eso. El equipo salió con el planteamiento más mediocre y obsceno posible: tirarse atrás y esperar aguantar el cero a lo largo de los pesadísimos noventa minutos. Claro que no lo consiguieron.
Diría, incluso, que lo sucedido en el anterior partido en este estadio fue mucho mejor que lo de esta noche. Ya sabe, cuando salieron a bailar Tiempo de vals, prestándose para la joda. Hoy, salvo lo hecho por Ochi y la Peque, ni eso. Ni una demostración de nada: no hubo soberbia, no hubo ganas, no hubo actitud, no hubo fútbol, no hubo idea alguna, nada de nada. Con la camiseta puesta le digo: si el partido acababa tres o cuatro cero, nadie decía nada.
Es más, lo que más sorpresa (y, dentro de todo, alegría) me causó fue que las cremas demoraran tanto en anotarnos. Nos dejamos estar, nunca tuvimos cómo hacerle llegar la pelota a Lúcar o a nuestras extremos. La Peque estuvo más sola que nunca. Así las cosas, no perder el partido habría sido algo casi tan milagroso como lo ocurrido en la vuelta de la final masculina de 2021. Y eso que Bustos planteó un partido mucho mejor que lo que hizo Jhon Ortiz, el hoy (lamentablemente) técnico de Alianza Lima.
Curioso que yo decida pegarle al técnico ahora, cosa que parece fácil al ser el recurso más usado de los hinchas que necesitan de un chivo expiatorio para intentar mitigar los desgraciados efectos de la derrota o con ánimos de tener de algo que hablar tras ella, pero no. Lo hecho por Ortiz en el año ha sido un total desastre. Cierto es que la permanencia de Samir era insostenible (no recurra usted ahora al facilismo de pedir el regreso del DT anterior, por favor, eso no termina bien), pero ¿hacerle esto al bicampeón?
El DT nunca tuvo la capacidad para encontrarle la mano al equipo, lo cual generó que el equipo no imponga su jerarquía en la mitad de partidos del torneo. En un delirio guardiolista de muy mal gusto, se bajó a Romero y Reyes, referentes del equipo, sin ningún motivo. Le dio preferencia a su compatriota Sandra Ibargüen, que fue un desastre total a lo largo de la temporada, como "opción" en ataque. La jugadora de las pañoletas tiene un lugar en mi memoria junto con sus paisanos McKenzie, Castro y Zúñiga.
Pero a pesar de haber traído a una defensora central como Caicedo, quien sí rindió bien, no pudo hacer que la defensa funcione. Especialmente porque no había mayor alternativa en los laterales. El equipo se arma de atrás hacia adelante, siempre fue así y parecía haberlo entendido el norteño con su propuesta defensiva (sí, a pesar de que nunca estuvimos bien en defensa), pero no trajo laterales. Así, estuvimos con Castro y Bringas (volante de primera línea) en las bandas, parchando en un lado quitando del otro.
Si a eso le sumamos que no consiguió potenciar a las mejores jugadoras del año pasado (Arévalo, Lúcar, Romero, Reyes, Miranda, etc.), tenemos el caldo de cultivo perfecto para lo que sucedió ayer en una fría y fatídica noche en Ate. Dos goles por fallas defensivas sentenciaron la llave en contra de nuestro equipo, que, como colectivo, hizo agua por todos lados. Adiós tricampeonato, adiós Libertadores Femenina. Espero ver algo distinto el otro año. Allí estaré, como siempre, a pesar de todo, por estos colores.
¡Arriba, Alianza!
(Sin título)
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septiembre 02, 2023
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