Quien escribe habría deseado idear esta reseña desde Ayacucho, tal y como fue con la crónica del partido en Tarma, hace ya unos meses. No obstante, mi deseo personal no es tan importante como el éxito que necesitaba el primer equipo del Alianza Lima, que en la tarde de ayer, dados los resultados previos, solo debía ganar para posicionarse como líder absoluto del torneo Clausura, a falta de una fecha para su culminación. Si bien la situación era propicia para obtener la victoria, ganar en altura nunca es cosa fácil.
De hecho, antes de la pasada victoria en Cusco, Alianza solo había podido, a lo sumo, empatar en ciudades del altiplano (precisamente en Tarma, ante ADT, sobre el final del Apertura). Pues en este tramo en el que era tan importante sumar de a tres tanto de locales como de visitantes, Alianza logró encajar cuatro victorias al hilo que, combinadas con las caídas del Sporting Cristal (en casa frente a Grau, la fecha pasada) y el FBC Melgar (nuevamente ante Grau, pero en Piura), dan como resultado que Alianza dependiera únicamente de sí mismo para agregar un galardón más a su vasto palmarés. Dos de esas victorias, en ciudades con casi 3 mil metros sobre el nivel del mar, paradójicamente. Pero claro, falta todavía una fecha, y aún si se logra el objetivo de ganar el Clausura, habrá que ver cómo quedan rimenses y mistianos en el acumulado para determinar si hay final directa o semifinal previa.
Lo cierto, señoras y señores, es que el Alianza Lima de Salas (y hoy no me refiero al infeliz sureño que nos dejó al borde del abismo, felizmente) logró algo poco usual: que un equipo que tuvo que cambiar de director técnico pasados los dos tercios de la temporada, logre el funcionamiento y resultados necesarios para tener opciones claras de hacerse con el trofeo absoluto. Vayamos, pues, al resumen de los hechos.
¡Somos los piratas!: En Ayacucho, Barcos volvió a ser figura excluyente. |
Así alineó la blanquimorada:
Guillermo Salas planteó un partido de evidente contragolpe. La dirección táctica se notó desde el minuto cero con la alineación de Oswaldo Valenzuela en el medio campo para acompañar a Josepmir Ballón en la siempre exigente labor de recuperar balones y generar salidas rápidas. Pero las incursiones de Ballón y Valenzuela en una zona cercana al área chica aliancista no fueron las únicas muestras de vocación defensiva: Pablo Lavandeira y Arley Rodríguez también se sumaron a esos trabajos. Hasta el propio Hernán Barcos se recogía a una zona media de rato en rato, dejando como punta a Jairo Concha, que tendría un partido muy sacrificado.
Como parte del plan, la blanquimorada debía atacar con criterio, tratando de aprovechar espacios y fallos defensivos del rival (que vaya que los tiene, y no en vano se jugará la categoría en unos días); y así, cerca de los 15', se encontró con el tiro de esquina que desembocaría en el gol del 'Pirata' y la locura general en la tribuna.
Ahora, ¿fue gol? Cierto es que las tomas de Gol Perú no ayudaron mucho (según informan ellos mismos, el paro universitario impidió que las cámaras principales llegasen a tiempo, obligando a la televisora a transmitir el partido a través de un dispositivo móvil), pero en el transcurso de la tarde aparecieron nuevas tomas, algunas de los propios hinchas y otras de medios alternativos, que confirmaron la legitimidad del tanto.
Composición de Jhanz Neciosup. |
El cabezazo de Barcos venció las manos del portero ayacuchano, y antes de que este pudiera volver a reaccionar, el balón ya había traspasado la línea del arco. Gol, y los escasos reclamos de los locales testificaron la acción. Casi en la jugada siguiente, Concha le puso un pase maravilloso a Lavandeira, quien quedó mano a mano con Andy Vidal, pero un defensa rival lo derriba en el borde del área. No sé si fue penal, pero sí fue falta. El árbitro Jesús Cartagena miró para otro lado y las acciones siguieron.
A partir de la apertura del marcador, Ayacucho FC entraría en una viciosa espiral de centros, provenientes sobre todo desde el sector derecho, en el que Robert Ardiles se echó a jugar como en sus mejores momentos, aquellos en los que era voceado para clubes grandes, e incluso se pedía alguna oportunidad para él en la selección mayor. Nada de esto se concretó y difícilmente se concrete, pero a sus 35 años, el 'chato' demostró que habilidad y técnica tiene, y prácticamente él solo desbarató más de una vez los denodados intentos de Ricardo Lagos y Yordi Vílchez por alejar todo peligro del área 'grone'.
Pero quien se llevaría los aplausos, además del goleador argentino, sería Ángelo Campos, que tuvo al menos dos intervenciones notables en la primera mitad. Y lo mejor aguardaría para la segunda (aunque con el matiz de su tonta expulsión). Pitazo y al descanso.
¡Falta, señor!: Lavandeira fue derribado al borde del área ayacuchana, pero el central miró hacia otro lado. El volante uruguayo tuvo un partido muy esforzado y acabó golpeado. |
Segundo tiempo
Desde el saque, Ayacucho avasalló a los íntimos con centros y remates. No habían pasado ni tres minutos y Campos ya había tenido dos tapadas sensacionales. La defensa blanquiazul, liderada por Pablo Míguez, no se encontraba. Por el lado de Gino Peruzzi, Jesús Mendieta parecía estar controlado, pero por el sector izquierdo, tal y como sucedió en el primer periodo, los 'zorros' armaban un verdadero festín. Alianza rompería en parte este asedio con contragolpes casi mortales, uno de ellos comandado por Barcos: su jugada personal fue hermosa, pero Vidal evitó el segundo con una salida tan temeraria como efectiva.
Por Alianza empezaron los cambios: el primero en salir fue el colombiano Arley, que tenía amarilla, quien sería reemplazado por Aldair Rodríguez. Apenas entró al campo, Rodríguez se ubicó entre los centrales y Peruzzi, dejando clara cuál fue la indicación que recibió en el banco.
Para ese momento, Barcos era también un central más, desgastando por completo a Concha, que sería el próximo en salir, no sin antes generar una clara ocasión de gol, también dilapidada por el buen accionar de Vidal. En su lugar, Oscar Pinto tomaría las riendas del medio ofensivo, y casi corona su buen ingreso con un golazo: el canterano se llevó a tres jugadores rivales con relativa facilidad, y al quedar frente al arquero ensayó un potente remate que se fue un metro y medio desviado.
Con esta ya contamos tres ocasiones claras para Alianza Lima en las que pudo liquidar el encuentro. No lo hizo y los nervios crecían porque Ayacucho no dejaba de tirar centros al área blanquimorada. Aquí cabe resaltar lo bien que estuvieron los centrales y laterales aliancistas. Pocas veces vencidos. Y cuando fue así, estaba Campos para apaciguar.
Faltando 5 minutos más descuentos, Salas decide el ingreso de Christian Ramos por Lavandeira, que estaba exhausto y dolorido. La 'sombra' no desentonó con la tónica del encuentro y sacó cuanta pelota llegara a sus pies (y francamente no le pido más). Poco después, Campos, que había sido amonestado en el primer tiempo, fue expulsado por doble amarilla por demorar un saque de meta. Una acción ampliamente evitable. Pero, como se dice, hasta del pozo más árido puede salir petróleo: la expulsión de Campos provocó la anécdota del partido y quizá una postal que quedará eterna para la historia aliancista.
Y es que Hernán Barcos, sí, el autor del gol de la victoria, no lo pensó nada cuando tuvo que ponerse los guantes y la camiseta del recién expulsado guardameta. Alianza no tenía más cambios, así que no había otra que confiar en el talento integral del experimentado atacante, más acostumbrado a inflar vallas que a custodiarlas. Y si bien no tendría alguna tapada memorable, sumó dos intervenciones valiosas, cada una a su estilo: la primera, haciendo la finta de que iba a atrapar un balón que finalmente se fue del campo, rompiendo así la tensión general de la defensa con unas agradables sonrisas. Y la segunda, elevándose y anticipándose a todos para atenazar la pelota en un último centro ayacuchano.
Los descuentos habían terminado. Cartagena pita. Las tribunas estallan. Alianza Lima redondeó un octubre casi perfecto. Alianza Lima tiene ahora la primera opción de ganar el Clausura y meterse en los playoff.
La figura fue:
Creo que no tengo que explicar nada aquí. Apenas queda decir: gracias, 'viejo'.
Apreciaciones finales
Confieso que no vi muy posible este escenario algunas fechas atrás, cuando sucumbimos ante Vallejo. En ese momento los rivales directos no dejaban de sumar, mientras que Alianza, si bien se hizo fuerte de local, de visita dejaba cada vez más dudas.
El éxito de este Alianza de Salas reside, pues, en haber logrado algo que ni el propio Bustos pudo: nadar contra la tendencia y consolidarse como un buen visitante. Ya había conseguido un importante triunfo ante el Carlos Stein en Jaén, pero el repunte final fuera de casa lo hizo en dos partidos fundamentales: ante Cienciano en Cusco, y ante Ayacucho FC en Ayacucho. Dos ciudades usualmente esquivas para las aspiraciones victorianas. No es casualidad: Salas y su equipo vienen de menos a más. Su cohesión aumenta con el pasar de los partidos. Quizá no estemos hablando de complejos automatismos o sistemas tácticos, sino, más bien, de "hacer la simple": defender (bien) cuando se tiene que defender, y meter los goles en los momentos precisos. Nada más. ABC del fútbol. Por ahora alcanza: Alianza Lima deberá ganarle a ADT en el coloso de 'Matute' para consagrarse como ganador del torneo Clausura sin importar ningún otro resultado. Paso a paso.
Mención honrosa para los grandes amigos que fueron hasta Ayacucho y que, debido al paro, se metieron la caminata de casi tres horas desde la carretera hasta la ciudad: Robson, Roberto, Ricardo, Adhemir, y todos los que hicieron la travesía: gracias por representarnos con su esfuerzo y aliento. Este triunfo es de todos, pero empieza con ustedes.
Próxima cita
El estadio Alejandro Villanueva será una verdadera locura este domingo 30, cuando Alianza Lima reciba a ADT de Tarma. Como ya se dijo tantas veces, la blanquimorada solo debe preocuparse por ganar su partido y, pase lo que pase en otras canchas, se asegurará como mínimo la semifinal por el título nacional. Y alentando estaremos.
¡ARRIBA ALIANZA!
Fotos: Berny Gutiérrez para El Blog Íntimo (enviado especial).
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