Contra todo, morir de pie | Alianza Lima 2 - Binacional 0

Alianza Lima 2 - Binacional 0

Ni una sola razón para bajar la cabeza. Más allá de las virtudes y defectos de este Alianza, tras los perjuicios sufridos en Juliaca imposibles de aislar de cualquier análisis, el equipo y su gente lo dejaron todo en Matute y quedaron muy cerca de empatar una serie por el título bastante cuesta arriba. Nuestro 2019 termina con desazón, pero dejándonos mucho más unidos y fortalecidos que nunca.

Escribe: David Amez (@damez93)

El incuestionable esfuerzo del equipo fue reconocido por su pueblo.

Ficha del partido

Así los vi

No sé cuánto valga la pena detenerse en los detalles técnicos que nos llevaron a este desenlace. Escribo estas líneas tras llegar de Matute caminando, con dolor en los pies y las rodillas, quemado por el sol y con la garganta desgastada por todos los gritos y cánticos. Lo di todo, lo dimos todo, todos nosotros, contra todo. Nadie puede decir qué hubiese ocurrido exactamente con un arbitraje correcto en Juliaca, que no nos descolocase cuando íbamos 0-1 arriba y con un partido claramente controlado. Nadie puede saber cómo hubiese sido este duelo de vuelta sin todo el ruido previo, sin el fastidio extrafutbolístico del que nuestros propios dirigentes también formaron parte, sin la impotencia por una desventaja claramente alejada de lo que debió dejar el encuentro anterior en su curso natural...

Pero no nos amilanamos y, teniendo esa valla tan alta, salimos a matar; acaso no de la forma más prolija, acaso con un par de hombres que quedaron debiendo en su rendimiento como Quevedo y el jovensísimo Aguilar, pero siempre con la clara consigna de someter al rival que terminó materializándose.

'Cachito' marca el primero y descuenta.

Binacional quiso pisarnos la pelota y gestionarla sin tirarse atrás, en línea con la "coherencia" que Roberto Mosquera dijo que mantendría respecto a su libreto. Bueno, eso solo les duró los primeros 20 minutos, ya que el empuje del equipo y de la gente en la tribuna generaron un desgaste tempranero en la visita, aun sin contar con miles de metros sobre el nivel del mar a nuestro favor. Gallese no tuvo grandes contratiempos, ya que toda la primera línea de Alianza y Aldair Fuentes en la contención se comieron cualquier insinuación de Andy Polar, Donald Millán o Aldair Rodríguez. En defensa, pues, se cumplió con creces lo que debía hacerse.

La prolijidad tal vez no se completó en cuanto al ataque, como ya se había dicho. Bengoechea puso de extremos a 'Felucho' Rodríguez y a Kevin Quevedo, por izquierda y derecha respectivamente, para alimentar a los puntas Federico Rodríguez y Adrián Balboa. Por su parte, 'Cachito' quedaba como volante mixto para colaborar en los quites y administrar los balones en salida. Esta ofensiva, aunque no podemos señalarla como deficiente tras conseguir dos goles, sí pudo haber tenido mejores argumentos. Más juego por las bandas, mejores centros, y acaso remates de larga distancia lanzados por 'Cachito', o por Arroé y Cruzado ya en el segundo tiempo, pudieron habernos dado más variantes en ataque. Lamentablemente Quevedo se fue lesionado, y Ugarriza entrando en su lugar ratificó su terrible año en Alianza. A esto debemos sumar, con mucha pena, la imprecisión de 'Fede' del día de hoy errando tres ocasiones claras, con esa última debajo del arco durante los descuentos que todos mantenemos en nuestra retina. No alcanzaron los esfuerzos para ese tercer gol que nos faltaba.

El mejor en Alianza

Desde la tribuna norte pude apreciar el espectacular primer tiempo de Aldair Salazar como back central, antes de que Bengoechea lo pusiera de lateral para la segunda mitad. Rápido en las anticipaciones, fuerte y limpio en las divididas, anuló por completo a cualquier atacante de la visita que intentara pasar por su lado.

Una última reflexión

Todo pasa muy rápido por mi mente al tratar de ordenar los factores que nos alejaron del título. Escucho y leo a muchos aliancistas deteniéndose en lo que resalté sobre el ataque para desacreditar todo nuestro funcionamiento en la cancha, e incluso poner en discusión otra vez la continuidad de Pablo Bengoechea y su estilo como el pilar de nuestro equipo. Son opiniones que comprendo y respeto, pero que no comparto al menos bajo la perspectiva de esta final.

En estos momentos, con toda la frialdad que creo tener tras la larga caminata a mi casa, me siento convencido de que Alianza fue el mejor equipo de los play off, el que mereció campeonar más allá de que el fútbol no sepa muchas veces de merecimientos, y el que sin duda se hubiese impuesto en un hipotético alargue si definíamos mejor alguna de las que tuvimos. Sí terminó inclinando la balanza, definitivamente, la terrible incompetencia -¿o malicia?- de los que impartieron el arbitraje en Juliaca, el VAR improvisado acatado por nuestra dirigencia, el lamentable papel de la CONAR y la dudosa gestión al respecto de la FPF que, dicho sea de paso, no se dignó a enviar a ninguno de sus altos representantes para la premiación al campeón como suele ser (¿será por algún remordimiento?).

La jugada que marco la final por culpa del mal arbitraje y la improvisación de la CONAR.

Como dije en la introducción, y sin ningún temor o cuidado por lo que puedan decir los amigos emplumados a los que solo les quedó ver por TV la final, resulta imposible aislar de cualquier análisis lo ocurrido en Juliaca. Así, considerando el muy corto margen por el que no forzamos el alargue, en medio de la pena termino este año con la tranquilidad de haber visto al equipo dándolo todo de forma innegable, con un empuje que mucha falta le hizo a los dos equipos aviares y a muchos otros del torneo, y que terminó siendo lo que puso a Alianza en estas instancias.

Y más allá de eso, quedo también con la satisfacción de ver en el club un notable crecimiento en diversos aspectos: la unión del grupo, la fortaleza mental para remontar situaciones adversas, el convencimiento por la idea del DT pese a lo que aún debe mejorarse, los avances en lo financiero, el gran trabajo en marketing para el posicionamiento de Alianza como marca; y por supuesto, el enorme compromiso de la hinchada con sus colores, tan determinante sobre todo en ese tramo final llenando el estadio hasta para partidos regulares de torneo como los jugados contra Mannucci o Alianza Universidad.

El público se lució durante el Clausura.

Este humilde hincha, este hombre sin fe y sin religión, sin supersticiones ni cábalas, este tipo pesimista en el fútbol y en la vida, encuentra hoy en su equipo auténticos motivos para sentir esperanza, para creer que tenemos con qué seguir creciendo, con qué seguir fortaleciéndonos. Porque somos un pueblo, porque cosechar nuevas alegrías dependerá del esfuerzo de todos, y nos veo a todos ya muy unidos bajo esa consigna.

¡Arriba Alianza Lima!

Imágenes: Andina, El Bocón, Líbero



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