El amargo sabor de una victoria

Alianza Lima 1 - Sport Rosario 0

Sí, el Alianza de Bengoechea nunca se ha caracterizado ─y me atrevo a decir que jamás se caracterizará─ por encandilar al hincha con un fútbol orientado a lo estético. En lugar de ello, el orden táctico, la solidaridad colectiva, y la contundencia en metros finales, han constituido, juntas, el sello del estratega uruguayo. En el Perú entendemos "jugar feo" como "jugar mal", y no es así necesariamente. Se puede jugar feo y jugar bien, tanto como jugar bonito y a la vez mal. Y aunque suene a trabalenguas, de entender estos pequeños teoremas depende mucho la validez de todo análisis que se le pueda hacer al primer equipo de Alianza en la actualidad. Ayer, no obstante, Alianza jugó feo ─lo cual no es nada novedoso desde hace ya varios años en La Victoria─, pero, sobre todo, jugó mal. Muy mal. Tanto así que, como muchos, creo que este partido es el peor de la blanquiazul en lo que va del año, y candidatea, de paso, para ser el peor de la era Bengoechea. Esto considerando, por supuesto, la localía y el rival. Un rival que no es precisamente de los más pintados del campeonato, y que jugó muy cómodo, cual si Matute fuera su dulce hogar, ante la inoperancia del que debía salir a ganarlo por obligación y convicción competitiva. Ni siquiera el "final feliz" de obtener los tres puntos termina dibujándome una sonrisa cuando pienso en las posibilidades de Alianza en el Clausura. Posibilidades que, jugando así, y teniendo en cuenta que equipos como Cristal y Melgar se suman meritoriamente a la lista de candidatos, me suenan de momento mínimas, casi inexistentes. De todos modos, la historia se sigue escribiendo, y esto no deja de ser fútbol. ¿Podrá Alianza mejorar su año? Aquí mi lectura de la victoria ante Sport Rosario.

Tibias celebraciones: Alianza ganó sin convencer a nadie. Y ellos lo saben.
Así alinearon y formaron:

Soccerway.com
Primer tiempo

Para el olvido. Así de simple y escueto. Alianza no pudo hilvanar ninguna situación de gol a lo largo de los primeros 45'. Así, ninguna. Los únicos remedos de peligro llegaron de pelota quieta. Algo en lo que el cada vez más discutido Maximiliano Lemos viene a ser "el especialista". Y bien, mal no le pega el hombre, aunque hasta ahora no haya podido gritar un solo gol. Sus dos "casis" levantaron a la tribuna. Uno de sus tiros libres se fue apenas arriba y otro fue bien atajado por el portero visitante. En otra pelota quieta ejecutada por Lemos, casi vacuna Godoy, quien a la postre sería el héroe de la tarde. Y eso fue todo lo "positivo" que hizo Alianza en búsqueda del gol. El resto del primer período nos la pasamos renegando porque el medio campo ─conformado por Fuentes, Cruzado y el propio Lemos─ no se encontró nunca. Aldaír, completamente desconcentrado, empezó a ubicarse en el campo recién en los minutos finales. Rinaldo demostró lo que aprendió en sus clases de hechicería y se volvió invisible frente a todos. Y Maximiliano, en cambio, y aquí quiero darle un poco de crédito, pecaba más por ansioso que por escases de talento. Corría a todos lados. Perseguía desordenadamente a los jugadores rivales. Y, finalmente, ante su propia desesperación, soltaba la pelota sin precisión alguna la mayoría de las veces. Es verdad, la gente lo tiene en la mira por ser extranjero y ser el yerno del DT, pero decir que fue el menos execrable de los mediocampistas de ayer es tan justo como cuestionar su estancia en Matute. Abajo, un Prieto seguro y una defensa cumplidora, aunque con los mismos problemas de laterales ─no suben mucho, y cuando lo hacen, lo hacen mal─. Arriba, Adrianzén mostrando algunos movimientos interesantes en su debut oficial, pero nada para destacar particularmente. Hohberg poco enchufado, pero aún así más claro que el resto. Y Affonso totalmente desnutrido, sin siquiera pelotazos para pelear arriba. Ese ─o debería decir "eso"─ fue Alianza ayer por la tarde. Y aún faltaría la segunda mitad.

Una vez más, tú: Gonzalo Godoy volvió al gol (de la victoria).
Segundo tiempo

Las cosas siguieron igual, o tal vez peor, en la segunda parte. No fue sino hasta el ingreso de Tomás Costa ─a los 66'─ cuando Alianza empezó no sé si a mejorar, pero sí a parecer un equipo menos largo, y ya no partido. ¿Qué hizo Costa? ¿Magia? ¿Es acaso un crack incomprendido por su propio entrenador? No. Simplemente se posicionó en el medio y empezó a hacer funciones básicas de volante: mostrarse, recibir, hacer jugar a los demás, y de vez en cuando desdoblar. Lo que se entiende por el puesto. Es todo. En serio, es todo. SOLO EXISTIENDO en la cancha, Costa permitió que Alianza empezara a generar ocasiones de peligro colectivas. Y pues, para eso tuvimos que esperar como 70 minutos... La primera fue desperdiciada por Posito, y la segunda por Affonso y Villamarín, que no pudieron conectar un centro de Hohberg desviado por la defensa huaracina. Fueron los únicos avisos que necesitó hacer Alianza para que el rival entienda ─y nosotros también─ que se venía el gol. Y sí, se vino el gol. Casi a los 80', Cruzado, en su única aparición, ejecutó un corner al segundo palo, donde apareció Gonzalo Godoy para añadirla. Los siguientes minutos solo se tuvo que aguantar las tibias incursiones del Rosario. Todas muy bien barajadas por la defensa. Y también ver cómo Alianza desperdiciaba una y otra vez todas las contras que el año pasado convertíamos en goles. Pitazo final y a ¿celebrar? Alianza se quedaba con los tres puntos en el inicio del Clausura.

El mejor fue...
 

Me costó un poco dejar de lado al autor del gol para esta elección, pero creo que lo de Costa fue un poquito más importante, sobre todo por el mensaje que se esconde detrás. Dentro de la inexistencia de la volante, solo le bastó hacerse presente y jugar con naturalidad para equilibrar el equipo. Poco después de su ingreso, llegaron las primeras ocasiones de peligro, y luego el gol. Qué duda cabe, Costa, al menos mientras jugadores como Cruzado, Lemos y Fuentes estén en tan bajo nivel, y Ramírez esté lesionado, debería ser titular. Y bien por él.

Apreciaciones finales

Señores, guste o no, esto es Alianza. Dejemos de lado por un momento los sentimentalismos. El romanticismo. Los pedidos de apoyo incondicional. Los súper hinchajes y tantas otras cosas que se ven por Twitter y Facebook. ¿Qué queda? Pues un equipo insípido, partido en dos, sin ideas, sin reacción y sin empuje. Un equipo que ya ni siquiera deja dudas, sino certezas de su escaso juego tanto colectivo como individual. Jugadores que parecen haberse puesto de acuerdo para experimentar juntos su peor momento desde que llegaron al club. Poco más que eso puede rescatarse de un equipo que a estas alturas debería estar ya rodado y disfrutando de los automatismos que un candidato al título que se respete debe tener. Y sí, los que creeían que el año pasado Alianza campeonó "jugando mal", deben estar jalándose de los pelos: sí, muchachos, ESTO es jugar mal. Lo del año pasado fue generalmente jugar feo. Y de seguro que, al igual que yo, extrañan un poco esos tiempos, por más cercanos que estén aún. Tiempos en los que Alianza podía ganar partidos así, ajustados, pero dejando otra imagen, y otras conclusiones. Tiempos que, creo yo, sí pueden volver, en la medida en que Bengoechea vaya definiendo ─y esto tiene que ser ya─ aquellos jugadores con los que "morirá" en su intento de obtener el bicampeonato. Hoy más que nunca, de él depende.

No fue su día: 'Maxi' Lemos no solo tuvo un pésimo partido (como el resto de la volante), también fue insultado por las cuatro tribunas tras el pitazo final.
Próxima cita

Alianza Lima visitará el Miguel Grau este miércoles para enfrentar a Sport Boys. Y los hinchas ahí estaremos. Pero, ¿los jugadores, también estarán? He ahí la cuestión.

¡ARRIBA ALIANZA!

Fotos: Epensa
El amargo sabor de una victoria El amargo sabor de una victoria Reviewed by Blog Íntimo on septiembre 03, 2018 Rating: 5

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