Anarquía, descontrol y derrota

Alianza Lima 0 - Real Garcilaso 1

En un partido duro por el rival, cargado por las circunstancias y atípico por el desenlace, Alianza volvió a mostrarse sin rumbo y perdió tres nuevos puntos en casa. Lamentablemente el resultado no sorprende dadas las condiciones actuales del equipo, las que a mis ojos desnudan una dura realidad: Alianza está en crisis. No una crisis institucional (aunque la cuestión institucional es un factor sensible innegable), ni siquiera una estrictamente futbolística (a pesar de lo desencaminado que se muestra el equipo), sino acaso una crisis psicológica interna que nos está pasando factura hace ya tiempo. Para ya no mencionar la cuestión meramente técnico-táctica, me pregunto ¿Existe un correcto manejo, individual y grupal, en la interna de Alianza? La respuesta es un rotundo NO. Esta mi visión de lo que pasó en la tarde de ayer.

Rompiendo más records: Garcilaso nunca había ni siquiera empatado en Matute; ayer ganó.
Primer tiempo

Alianza empezó con un once no acostumbrado. Según se dijo, Julio Landauri adolecía de cansancio muscular, entonces arrancó Fernando Canales, quien solo con ganas no podía remplazar el bagaje y el recorrido de ‘Tití’. Arriba, Carlos Preciado volvió a alinear en lugar de Noronha, pero jugó su peor partido desde que ‘se ganó’ el puesto y no fue peligro para los celestes del Cusco. Con ellos y el resto del equipo conocido, y como mandaba la localía, Alianza empezó atacando y de entrada tuvo dos de gol, la primera mediante una pifia de su delantero colombiano y la segunda tras un remate desviado de Cueva, quien recibió la pelota de un Gabriel Costa habilidoso y eficaz. El uruguayo no tardó en asumir el protagonismo del ataque blanquiazul y nos esperanzaba con un resultado positivo.

El dominio del balón era de Alianza, que empujaba por el primero, pero Real Garcilaso ya mostraba orden táctico y variantes de juego, además que no lo amilanaba su condición de visita. En uno de los intentos celestes, Marco Miers vio la tarjeta amarilla tras una falta contra Joel Herrera, y empezaba a delinear el que a la postre fue, también, su peor partido desde que llegó a La Victoria. Entonces empezó a alternarse el dominio, y luego que Trujillo lanzara un tiro libre al poste preocupando al rival, este respondió con pases a las espaldas de Guizasola y con sendos intentos de Retamoso y Valverde. El contrario también avisaba.

No lo cree: Preciado falló una inmejorable situación de gol que pudo haber cambiado la historia del partido.
Llegó así el momento más alto del partido. En un contragolpe Cueva pisó el área rival, quedó frente a Carranza y lo amagó, quedó abierto y decidió por un pase que dejó solo frente al arco a Preciado, pero este, de primera, erró frente a Souza y así ahogó el grito de gol de los hinchas blanquiazules que habían llegado a Matute. No se podía creer el gol que nos habíamos perdido, Preciado había desperdiciado la más clara del partido, todos nos tomábamos incrédulos la cabeza pero Garcilaso no nos dio tiempo para más lamentos y de inmediato respondió con un disparo a distancia de Sandoval que pegó en el travesaño. Nos habíamos salvado también, hasta aquí todo estaba empatado y la hinchada todavía creía.

Pero como todo lo que sube tiene que bajar, después el partido entró en un pozo. Los veintidós bajaron las revoluciones, empezaron a perderse balones en el medio campo y ambos equipos dejaron de llevar peligro al área rival. Alianza había dado muestras y Garcilaso había respondido, entonces parecieron darse una tregua. Ya casi al final Alianza tuvo otro tiro libre, esta vez mal ejecutado por Trujillo, y a esto respondió un ataque de Sandoval que felizmente no vio la red.

¿Qué pasó en el tiro libre? ¿Por qué Trujillo y Cueva pugnaron como lo hicieron por el balón? Ambos se alteraron, el segundo increpó al primero, este respondió álgidamente, sus compañeros tuvieron que calmarlos. Sí, parecía que los ánimos estaban caldeados aun con el resultado abierto, entonces se avizoraba un difícil segundo tiempo y ya era claro que se necesitaba café cargado.

Segundo tiempo

Sin embargo no hubo café cargado, al contrario. El equipo salió dubitativo, endeble, y muy pronto se vio en apuros ante un Real Garcilaso rápido y prolijo, que ya asustaba mediante ataques de Lojas y Sandoval. Y entonces el gol. Corner por izquierda a los 10 minutos, centro de Ramúa y cabezazo de Lojas, quien se soltó de la pobre marca de Miers y anticipó en el primer palo. Era el 1-0, era la justicia reflejada en el marcador, el que incluso pudo ver mayor diferencia tras un centro de Sandoval que Ramúa no pudo concretar. Alianza no encontraba la pelota, no se encontraba con el fútbol, el partido era de los de Soso, la solución tenía que llegar desde el banco.

Pero en el banco estaba Guillermo Sanguinetti, quien lejos de brindar soluciones, se constituye en el primer problema de Alianza. Como ante Sport Huancayo, el ‘Topo’ sacó a un medio centro y puso a un delantero, esta vez le tocó a Albarracín ceder el puesto a Noronha. El técnico uruguayo repetía así un cambio criticado en Huancayo pero con otros nombres, aunque el resultado sería el mismo. A los minutos entró un nulo Deza por un intrascendente Canales, y esto no parecía avisorar mejoras. Naturalmente, con ambos cambios el medio quedó descompensado, Costa perdió protagonismo y el equipo se partió o terminó de partirse. Era el matar o morir al que ya nos tiene acostumbrados Sanguinetti, entonces nos abrazábamos a una ilusión vana o nos aprestábamos a caer, pero Real Garcilaso mantuvo el dominio y, claro, pasó lo segundo.

Mal del 'coco': Cueva también se desesperó ante la asfixiante marca cusqueña.
Casi por casualidad llegó la más clara para Alianza. Míguez habilitó a Noronha desde fuera del área y este remató frente a Carranza, pero su disparo se fue apenas desviado. El equipo estaba impaciente y el público también. Los reflectores del Alejandro Villanueva ya habían sido encendidos pero de todas formas se venía la noche. Desde el banco Sanguinetti pensó que debía poner ‘toda la carne en el asador’, sacó tarde a un limitado Preciado para hacer ingresar a un inoperante Mauro Guevgeozian, a quien no le llegó ni un centro desde los costados, y terminó por desbaratar (¿se podía más?) al equipo. La única que tuvo Alianza de aquí al final fue un centro de Trujillo que conectó de cabeza Costa pero que controló Carranza. Garcilaso era amo y señor de la tarde futbolera limeña, Alianza solo era dueño de sus miedos, su desesperación, su impotencia.

Y entonces la debacle. A falta de diez minutos Costa vio la amarilla. Luego Míguez y Retamoso chocaron duro y se armó la primera escaramuza, en la que ‘Gabo’ golpeó con fuerza al ‘Cholo’ y se ganó una expulsión a primera vista exagerada. Tumulto en medio del campo, tarjeta amarilla para Míguez, quien había iniciado todo, ninguna sanción para Retamozo y mucha impotencia en Alianza. Pero esto no justifica lo que vino. Sanguinetti, en una faceta teatral que no le conocíamos, ingresó al campo para increpar al árbitro Blanco, para responsabilizarlo por el mal resultado, para lavarse las manos frente a la hinchada, para atribuirle un paupérrimo manejo que solo le pertenece a él. Como tenía que ser, fue expulsado y entonces hizo camino por Norte para evitar al Comando y se fue a dirigir desde fuera. Todo iba de mal en peor, parecíamos estar buscando la derrota desde todos los frentes.

En ese momento ya las cartas estaban sobre la mesa. Los celestes hicieron lo que haría cualquier equipo que gana de visita, se recostaron a las esquinas y dejaron el tiempo pasar. Ahí Miers cometió una fuerte falta, vio la segunda amarilla y se fue expulsado por doble amonestación aunque bien pudo hacerlo por agresión. Lo mismo sucedió con Míguez, quien completamente descontrolado y fuera de sí, cometió una dura falta en la esquina y luego le mentó la madre a Blanco, viendo también la roja. Por si hubiera sido poco, Christian Cueva tocó al árbitro para evitar la última tarjeta, también le increpó y entonces también se ganó la tarjeta roja. Nos habíamos quedado con 7 hombres y sin técnico, eramos más que nunca un barco a la deriva, mientras Jean Deza le mostraba su propia tarjeta al árbitro y Walter Araujo, después de confrontarlo con el pecho, azuzaba al Comando Sur para alzar el volumen de los insultos que gratuitamente se había ganado el encargado de impartir justicia dentro del campo.

Y así terminó la pesadilla del domingo por la tarde, con un equipo a medias, con el rival tocando, con una hinchada enfurecida y con un futuro incierto. Se vienen Pucallpa y el clásico en Matute, pero lo único cierto es que no sabemos qué esperar.

Pa' fuera: Costa, Miers, Míguez y Cueva vieron la roja en Matute. Sanguinetti de yapa.
Apreciaciones finales

Un barco a la deriva, un tren descarrilado, una nave sin rumbo, eso es Alianza, encuéntrenle el calificativo que puedan. Para mí este Alianza ya no sabe a dónde va, si acaso alguna vez lo supo. Sanguinetti no solo no es técnico para Alianza por sus innegables limitaciones, su pobre lectura de los partidos y su inconsistencia ideológica (ya que este año Alianza nunca terminó de asumir un estilo, cosa indecible en el fútbol moderno), sino además porque no tiene ningún tipo de manejo de su grupo. Él es el llamado individual a manejar la interna, quien debería ser el líder fuera del campo, la figura que muestre a sus dirigidos la dirección a seguir, pero ni eso puede hacer el buen ‘Topo’. Su innecesaria e irresponsable figurina histriónica tras la expulsión de Costa no es otra cosa que la muestra más clara de su poca inteligencia para llevar un equipo complejo. Si tenía que dar el ejemplo, dio un pésimo ejemplo y desencadenó la serie de eventos desafortunados que ya conocemos.

Pero Sanguinetti no es todo el problema. Es el primero y el principal, creo yo, pero eso no nos puede cegar ante una realidad que me parece palpable. La falta de manejo del uruguayo repercute por supuesto en los jugadores, quienes no tienen un referente adecuado fuera del campo y dentro de él se convierten en muchos egos descarriados sin una idea colectiva que plasmar. La fuerte discusión de Trujillo y Cueva es una muestra, pero lo son también las actitudes violentas, soberbias, poco profesionales e irresponsables de Míguez, Cueva, Deza y Araujo. Míguez es temperamental y no se le encuentra un equilibrio; Cueva se cree la estrella del equipo y no hay quien lo baje de las nubes, sin mencionar que se ganó una expulsión después de volver de otra; Deza no encuentra un nivel de futbolista profesional y hace dudar respecto a cómo se dirige en su vida privada; él y Araujo deberían repensar sus actitudes extradeportivas porque todas estas le cuestan al equipo (como bien podrían costarles ahora si la ADFP los sanciona de oficio).

En fin, Alianza perdió merecidamente y hasta diría que lo hizo a punta de esfuerzo. Salvo la de Costa (que como ya dije, pareció a primera vista exagerada), las expulsiones fueron justas en el momento preciso (lo que no quita que el árbitro pudo evitarlas todas con una mejor decisión frente a los golpes de Costa y Retamoso), y ahora se complica el futuro inmediato de un equipo que ya necesita desesperadamente los puntos para no alejarse del sueño del Apertura.

Ficha técnica.
Próxima cita

Se viene Sport Loreto el miércoles en Pucallpa. Con casi medio equipo y el técnico expulsados, esta vez no podemos esperanzarnos mucho. El rival viene de obtener un buen punto en la altura de Arequipa y saldrá envalentonado frente a su público en busca de vencer a un disminuido Alianza. Después viene el clásico, el sábado en Matute, partido en el que probablemente tampoco podamos contar con algunos de los expulsados, pues podrían recibir dos o más fechas. El hecho de que para ese partido nuestro estadio vaya a recibir solamente a hinchas blanquiazules es una pisca de pimienta que ojalá no pierda su sabor por los resultados previos.

Es todo. Quien me lea puede o no estar de acuerdo, pero debe convenir en algo: Alianza Lima merece más, mucho más que lo que le están dando Sanguinetti y sus dirigidos. ¡Arriba Alianza!

Fotos: Epensa
Anarquía, descontrol y derrota Anarquía, descontrol y derrota Reviewed by Blog Íntimo on mayo 18, 2015 Rating: 5

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