Copa que no mata dolor




Hoy se cierra otro episodio doloroso que se suma a esa gran cadena de momentos agrios para la hinchada aliancista, que empezó con la derrota en los play off del 2011 y continuó sin detenerse con el primer éxodo de jugadores en enero, la muy (justificadamente) discreta campaña en la Libertadores, la pérdida de puntos en el torneo local, los robos y abusos de Alarcón en nuestra cara pelada, más pérdida de puntos, un descentralizado cuesta arriba por las condiciones precarias bajo las cuales el plantel debe salir a flote, nuevo éxodo de jugadores y; para rematar, la salida del jugador más querido por el pueblo blanquiazul en la actualidad: José Carlos Fernández, cuya partida tal vez duela aún más que la eliminación de hoy en la Libertadores Sub20. Acaso las únicas alegrías en el año fueron la salida del nauseabundo "presidente" y el clásico ganado en el Nacional, que no son consuelo en absoluto para lo que hemos sufrido los hinchas durante todo este tiempo. Volviendo a la Copa, hay varias conclusiones que sacar. 

Lo bueno 
Este equipo fue una sorpresa para muchos que no esperábamos que destacara, sobre todo pensando en la gran generación que tuvimos el año pasado y que ya no jugaba esta edición. En un momento de crisis de nombres para el primer equipo, en este Alianza sub20 aparecieron jugadores interesantes que podrían sernos de mucha utilidad para seguir tratando de sobrevivir al largo camino que aún falta hasta el final del torneo doméstico. Tenemos a jugadores ya conocidos consolidándose, como Azurín (pensando en la salida de Libman) que estuvo en un gran nivel; Koichi Aparicio, que va adquiriendo madurez y sobre todo un liderazgo entre los juveniles sostenido principalmente por su innato amor a la gloriosa; después tenemos gratas apariciones como las de Cuba, Ponce, Vidales, Guerrero, entre otros nombres. Estos 'potrillos' serán importantísimos para tratar de llenar el vacío que sigue creciendo tras la partida de tantos jugadores del plantel grone.

Lo malo 
Nada nuevo: Alianza Lima jugó esta copa mostrando cosas interesantes. Aunque con menos vistosidad y nombres que el plantel sub20 del año pasado, el equipo estuvo relativamente disciplinado en sus líneas, al menos sin dejarse meter goles tras horrores defensivos, de esos que los aliancistas ya nos acostumbramos a ver no sólo en juveniles (sin contar el partido contra Defensor Sporting, jugado con suplentes); al final, estas pocas virtudes terminaron sucumbiendo ante los reiterativos vicios y errores en los que Alianza suele a caer en presentaciones internacionales. El mayor pecado de Basombrío definitivamente se dio en el ya mencionado partido ante Defensor, en el que cometió exactamente el mismo desacierto que Soto en el 2011 cuando terminamos cayendo goleados por Boca.

Aunque no trascendió en la clasificación a cuartos, es IMPERDONABLE el exponernos a caer goleados en nuestra casa, por simple cuestión de honor. La campaña quizá no se pueda analizar profundamente porque el encuentro con Blooming fue de trámite y al Independiente ecuatoriano se le ganó, valgan verdades, con dudoso merecimiento; sin embargo, ya en  los decisivos cuartos de final, brotaron los traumas que sufrimos hasta a nivel de selecciones: No supimos mantener la ventaja de un partido que comenzamos dominando y con el marcador a favor. OTRA VEZ, tras encontrar la ventaja el equipo aliancista se replegó y trató de aguantar el resultado, repitiendo la misma fórmula que en los años recientes sólo nos ha llevado a una cosa: el fracaso. A falta de técnicos debidamente preparados que hayan pasado por Matute recientemente, Alianza simplemente no puede optar por especular dejando de lado su máxima virtud que es el ir a buscar los goles, ya que sin un trabajo táctico serio -especialmente tratándose de juveniles- no puedes esperar funcionar atrás como una máquina impenetrable. Esta seguidilla de desaciertos se cerró con otro también ya conocido: la falta de práctica de penales ante un partido de eliminación directa. Aunque, también debemos tomar en cuenta que hubieron más jugadores que pudieron haber sido incluidos en este equipo, como Bazán o Reina, pero el primer equipo los necesita y no podíamos tomarnos ese lujo. En fin...

Podríamos seguir hablando de los desaciertos del comando técnico sub 20, pero ¿ya qué caso tendría? A Alianza Lima hoy apenas se le puede llamar institución. Podríamos empezar a quejarnos de la actual administración temporal sumando una larga lista de problemas, pero estos se escapan a las manos de nosotros, los hinchas. Este 2012 quizá sea el año más crítico para nuestro centenario club después del desgarrador 1987. Sí, el segundo peor año de nuestra historia, quizá aún más complicado que nuestro delicado momento institucional de desafiliación en 1929, o incluso peor que el descenso que sufrimos en 1938, porque al menos ahí la crisis fue sólo deportiva.

Pero, grones, si Alianza se levantó de todas las caídas mencionadas, también lo hizo su hinchada. Y nos volveremos a levantar. Apenas estamos a mitad de año, seguramente a espera de más adversidades para nuestro sufrido pueblo, pero precisamente somos eso: un pueblo, un solo puño, un sentimiento nacional, somos ÍNTIMOS, señores, y lo sabemos superar TODO, lo dice nuestra historia. Nuestro amado equipo nos necesita más que nunca, todo está cuesta arriba, pero simplemente no nos dejaremos vencer.

En las buenas te seguimo' a todos lados 
¡en las malas no te vamo' a abandonar!

¡ARRIBA ALIANZA CARAJO!

Copa que no mata dolor Copa que no mata dolor Reviewed by Blog Íntimo on junio 25, 2012 Rating: 5

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