¿Camiseta "cremorada"? Entre el fervor y el calco

Empieza octubre, mes que para Alianza Lima significa un “cambio de hábito” en todo el sentido de la palabra. En esta etapa del año, los torneos entran en su fase decisiva, el equipo debe acelerar para sumar los puntos finales y, como si no bastara, también cambia la piel: del azul oscuro al morado, en homenaje al Señor de los Milagros. Es una tradición tan arraigada que ya nadie se imagina un octubre sin ese manto en Matute. Desde 1971, ningún club en el mundo ha hecho algo parecido: cambiar de indumentaria por motivos religiosos, año tras año, medio siglo de coherencia. Y no se trata solo de la camiseta: la imagen del Señor está presente en muchos rincones del club —el túnel de salida de los jugadores, las imágenes que acompañan a las barras en Sur y Oriente, la participación de jugadores y dirigentes en las procesiones de octubre—, entre otros símbolos visibles e invisibles.

Pero este octubre empezó con sorpresa. Nuestro clásico rival, Universitario de Deportes, anunció que también vestirá de morado como homenaje al Señor de los Milagros. ¿Coincidencia? ¿Inspiración divina? ¿O un déjà vu de manual? El anuncio desató voces airadas a ambos lados: desde quienes lo ven como “intento de copia” hasta los que recuerdan que “la fe no es exclusiva de un equipo”. Y es verdad esto último: la fe, efectivamente, es universal. La tradición, en cambio, es otra historia.

Hablemos de fe primero. El Señor de los Milagros es un símbolo católico, y “católico” (del griego katholikós) significa, literalmente, universal. Por lo tanto, cualquiera puede rendirle homenaje, en Lima o en Tokio, en Villa El Salvador o en Nueva Jersey. No hay monopolios de la fe, y menos en un país como el nuestro. Todo aquel que lo desee puede vestirse de morado, organizar procesiones, rezar y celebrar al Cristo Moreno. Nadie discute eso. La tradición, en cambio, es distinta. Se refiere a un conjunto de prácticas sociales, instituciones, creencias y artefactos culturales transmitidos desde el pasado hacia el presente (Shils, 1981). Y ahí sí, no hay universalidad que valga: es particular, orgánica. Alianza Lima, como club más popular del Perú (dato objetivo), lleva más de 50 años transformando esa devoción en un sello identitario. Desde antes de que existiera el estadio de Matute ya se había instaurado esta costumbre. Y las tradiciones no nacen en conferencias de prensa ni en campañas de lanzamiento en redes sociales con hashtags de ocasión. Las tradiciones se viven, se repiten, se transmiten y se sienten. Punto.

Por eso, resulta casi cómico escuchar que lo nuestro es “lucro”. ¿Lucro en los 70, 80 o 90, cuando nadie vendía camisetas alternativas? Ni siquiera en los 2000. La costumbre de Alianza existía décadas antes de que el marketing deportivo se pusiera de moda. Y, en cualquier caso, si de lucro hablamos, basta con mirar la foto de presentación de la nueva camiseta crema: incluye un flamante botón de “comprar ahora”. Una ironía que, literalmente, se vende sola.


Y si quisiéramos darles el beneficio de la duda, pensando que esto es pura devoción y no simple imitación, el pasado les juega una mala pasada. Basta recordar 2015, cuando Alianza instauró la costumbre de cantar el himno antes de los partidos (una noble iniciativa, como varias otras, de La Hermandad Aliancista, valga agregar). A la semana siguiente, qué casualidad, Universitario anunció que también lo harían con su polka crema (ante la falta de un himno real, bueno es un hit criollo setentero). Una creatividad admirable…



Al final, cabe preguntarse: ¿no será que Universitario, quizá inconforme (o algo indeciso, como tantas otras veces lo ha demostrado) con los matices que definen su propia identidad institucional, busca apropiarse de lo que Alianza ya logró construir de manera orgánica? Porque sí, copiar puede ser práctico, pero jamás dará el peso de una tradición. A falta de identidad sólida, parece más fácil pedir prestada la del archirrival.

Vivimos en un mundo salvajemente capitalista donde todo se empaqueta, se convierte en contenido y se vende al mejor precio posible. Y está bien: el marketing y sus ramas. TODO MUY BIEN. Pero las verdaderas tradiciones no nacen en una reunión de directorio ni en una agencia de publicidad. Son pocas, raras y valiosas, y cuando existen, brillan, se hacen notar: distinguen y enaltecen. Y eso, queridos amigos, no se puede comprar.
¿Camiseta "cremorada"? Entre el fervor y el calco ¿Camiseta "cremorada"? Entre el fervor y el calco Reviewed by LG on octubre 04, 2025 Rating: 5

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