Tras la salida del Mauricio Larriera, quien rompió su silencio luego de 14 días de haber regalado la final al clásico rival, se vino especulando con los nombres de distintos directores técnicos. A pesar de ello, existen hinchas aliancistas que tachan a cualquiera que no tenga un apellido rimbombante. Si no los lee clamando por Gareca, (Gustavo) Quinteros, o Lasarte, lo harán por los ya harto mentados en redes sociales Jorge Luis Pinto y Gustavo Costas.
El argumento, dicen ellos, es que no quieren “aprendices” de entrenador, quieren a alguien “laureado”, “de peso”, con “espalda”, alguien que pueda con el mitológicamente pesado camerino de Alianza Lima solo por su apellido, alguien que esté “a la altura” del club. Me encantaría decir que estos tipos salen con disparates semejantes desde hace poco, o que son neohinchas de los melifluos años de “éxito” a nivel local. Pero es que de esos siempre hubo, hay, y seguirá habiendo.
Para los que se olvidaron de cómo llegaron los que hoy tanto reclaman, o los que necesitan un recorderis de todas las veces que trajimos técnicos con las características que piden, o, mayor razón, se cuelgan de una excusa antojadiza para pedir superestrellas, va, con mucho cariño, este repaso.
Foto: captura de Depor |
Escribe: Roberto Del Carpio (@rdelcarpio)
1. No queremos aprendices
Curiosamente, hay quienes olvidan que varios de los entrenadores campeones en el club, tales como Costas, Bengoechea, o Chicho Salas, no tenían mucha experiencia dirigiendo antes de llegar al primer equipo de Alianza Lima. El argentino Gustavo Costas se hizo cargo del primer equipo de Racing muy poco después de su retiro, en 1999, y llegó a Alianza a mediados de 2003. Pablo Bengoechea, por su parte, firmó por Alianza tras apenas 3 años de carrera como director técnico. “Es un tipazo”, decían peyorativamente, ¿se acuerdan? Guillermo Salas nunca había dirigido un primer equipo antes de 2022.
Todos ellos tienen algo en común: cada temporada que dirigieron (más de 10 partidos) a Alianza, sus equipos quedaron en el podio del torneo: campeones (2003, 2004, 2017, 2022), subcampeones (2009, 2011, 2018, 2019, 2023) y hasta en tercer lugar (2010) a nivel local. Tal vez los olvidadizos quieran a alguien como Richard Páez o Roberto Chale, quienes llegaron a Alianza Lima tras haber dirigido por 17 y 24 años respectivamente. La voz de la experiencia, pues, aquella que es garantía de… De lo que ya saben. Sigamos.
A la izquierda, dos DT relativamente nuevos asumen el reto de ponerse el buzo blanquiazul; a la derecha, dos viejos zorros, con más de 40 años de experiencia entre los dos. |
2. Que sean laureados, que tengan espalda
Muchos podrían decir, sin que les falte razón, que los tres técnicos citados arriba son personalidades legendarias: Gustavo Costas es ídolo y campeón con Racing, Pablo Bengoechea es ídolo y multicampeón con Peñarol (hasta estatua tiene) y Uruguay, y Guillermo Salas es referente y multicampeón con Alianza Lima. Tenían, según sus alucinaciones, espalda; pero no, no la tenían: de hecho, fueron muy resistidos en su momento (y lo son hasta ahora).
Pero es que hay más, ¿saben quiénes sí la tenían? Aquellos que llegaron a Alianza Lima con autoridad tras haber salido campeones en sus clubes como entrenadores, pues, como los ya conocidos Mario Salas, Rubén Darío Insúa y Miguel Ángel Russo. Por si no lo recuerda, se lo cuento aquí: Rubén Darío Insúa, el Gallego, llegó a Alianza Lima con los títulos de liga de Ecuador con Barcelona de 1997 (y los llevó a la final de la Libertadores de América al año siguiente) y de Copa Sudamericana con San Lorenzo de Almagro de 2002.
Miguel Ángel Russo, por su parte, llegó tras dos años maravillosos con Millonarios de Colombia, en los que consiguió ganar dos títulos locales. Ya había ganado varios títulos con equipos de su país, entre los que destaca la Libertadores de América de 2007. Por último, tuvimos a Mario Salas, quien llegó a Alianza Lima dos años después de habernos ganado la final de 2018 con Sporting Cristal, y fue contratado en La Florida luego de varios años buenos en el fútbol de su país, y habiendo sacado campeones a Barnechea y Universidad Católica. ¿Recuerda usted cómo nos fue con ellos? Se nota que los títulos son aval de… De lo que ya saben. Sigamos.
Los laureados que llegaron a Alianza Lima: Miguel Ángel Russo, Mario Salas Saieg y Rubén Darío Insúa. |
3. Que tengan especial vinculación con el torneo local
Respecto de los entrenadores que han dirigido aquí, hay opiniones muy divididas, tenemos a los que dicen que “no hay entrenadores buenos en Perú, nacionales ni extranjeros” y a los que sostienen que “tiene que venir alguien que conozca el medio local”. ¿De dónde creen que vino Carlos Bustos? Se acuerdan de él, ¿no? El que llevó a Alianza al épico título del campeonato de 2021, sobre el cual hemos escrito un libro. Por si lo olvidó, vino tras dirigir a la USMP y a FBC Melgar. Sí, aquí mismo, en el Perú. Y no, no tenía espalda, su único título con un equipo de Primera División había sido una copa de la liga con Morelia en 2013. Y aun así fue elegido como entrenador del año.
Pero tampoco se trata de traer entrenadores por el mero hecho de conocer el medio local. De esos, hemos tenido varios, pero repasemos unos cuantos: Wilmar Valencia, Roberto Mosquera y el mismo Roberto Challe. Uno más polémico que el otro. Todos chacoteros, declaraban para ser noticia en la tapa de los diarios deportivos del día siguiente, y todos con un total de 0 títulos con el club, y cuyos equipos carecían de ideas. Y no, no caigamos en la ya harto discutida estupidez de “entrenador peruano no sirve”. El último entrenador peruano en Alianza dirigió dos torneos cortos, y ganó ambos con estadísticas notables. El conocimiento del medio es garante de… De lo que ya saben. Sigamos.
¿Cómo olvidar a estos señores y sus polémicas conferencias de prensa? |
4. Que sea una viejo conocido de la casa
“¡Traigan a Pinto! Él sí pondría en regla a estos jugadores borrachos e indisciplinados”, remarcan algunos. Por otra parte, podemos leer a quienes piden a Gerardo Pelusso y Diego Aguirre además de los mencionados en el primer párrafo de este repaso. Como si fuese fácil o fórmula ganadora traer a viejas glorias como Pinto y Pelusso, o a viejos conocidos como Aguirre. Como si fuese tarea de ellos arriar a los jugadores. Como si fuese sencillo seguir métodos tan poco ortodoxos, casi de reglaje, como los de nuestro querido colombiano en pleno 2023. Tal vez sean los mismos que añoran los nada gloriosos años 90. Pero eso será materia de otra columna, en otro momento.
Conclusiones: ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
Con todo lo expuesto, como mencioné al inicio del repaso, mi única intención es dejar en claro que los meros hechos de que tal o cual haya ganado títulos antes o no, haya dirigido durante varios o pocos años, conozca el medio local o no, son contingentes. Puede que un entrenador no sea de mi gusto personal, pero de ahí a denostarlo por su nacionalidad, su tiempo como DT, por su paso por el Perú o por sus títulos ganados, como si eso fuera garantía de algo en Alianza Lima, hay (y debería haber) un abismo.
Yendo más allá, los hinchas de Alianza piden a gritos a directores técnicos distintos, con distintos pergaminos, recorrido, experiencia, etc.; y se enojan tanto cuando les traen a uno de paso (según ellos) anodino por el fútbol por una única razón: Alianza Lima no tiene un proyecto deportivo serio, no tiene filosofía de juego, no hay ideas, no hay nexos, no hay nada. En el club, siguen con la fósil mentalidad de creer que el director técnico del primer equipo va a solucionar todo, que todos los problemas se van si tal o cual nos dirige.
De ahí que el hincha pida para su Alianza un Gareca, Quinteros, Beccacece y hasta Nunes: quiere un técnico que le dé lo que nunca tuvo, se identifica con algo que nunca vio en su equipo y pretende que el entrenador que venga se convierta en una suerte de mesías que hace y deshace, que todo lo sabe y todo lo puede, que todo lo maneja. Quiere un DT que corresponda a una filosofía de juego, a una forma de entender el fútbol, pero parece olvidar que dicha filosofía tiene que estar en todos los niveles del club, cosa que no viene pasando en Alianza Lima.
La última persona que pretendió hacer algo así desde la posición de DT se fue ninguneada del club. Pero lo hizo porque en el Equipo del Pueblo no hay idea de fútbol. ¿Ustedes se imaginan lo que sería de Alianza Lima si hubiera un director deportivo que hiciera su trabajo sin que se entrometan los socios y acreedores cacócratas de siempre? Su hincha estaría más educado al tener muy claro qué es lo que debe buscar en un entrenador para su primer equipo, sabría que en todas las divisiones de fútbol de su club se trabaja igual, vería que los DT tienen el mismo manejo y siguen una misma línea al momento de ejecutar la idea que viene desde arriba, como pasa en los mejores equipos de América y del mundo.
Dejaría de dar disparos al aire pidiendo a Garecas, Ruedas, Sampaolis y Gregorios. Sabría qué quiere su departamento de fútbol, y, según eso, sabría a quién pedir por considerarlo el más adecuado para los intereses de su equipo, sin miramientos absurdos y sin confundirse en la bacanal de éxitos que un proyecto serio supondría. Soñar con eso es, por ahora, me temo, jugar a pensar en la abuelita con ruedas. Solo espero que el técnico que venga —según los distintos mascapos que gravitan como moscas en torno a nuestros dirigentes, es el colombiano Alejandro Restrepo— llegue por pedido expreso del director deportivo (señor noséquiénserá), y corresponda al inicio de una nueva era en el deporte de Alianza Lima. Estemos atentos a la conferencia de prensa de mañana.
¡Arriba, Alianza!
No hay comentarios:
Sin importar el color de tu camiseta, eres libre de opinar en este espacio, siempre y cuando demuestres educación y respeto. Saludos.
El equipo de El Blog Íntimo.