Redacción: El Blog Íntimo
No pensábamos que las cosas podían salir peor hoy, domingo 3 de noviembre, pero la derrota en nuestra casa ante el quinto lugar del acumulado (al que debíamos vencerlo por un solo gol para ganar el Clausura), fue un golpe contundente que dolió hasta el alma.
Pero también fue la confirmación de una premisa que muy dentro de nosotros sabíamos, solo que queríamos dejar de pensarlo, por hinchaje o necedad: no habíamos ganado este 2024 ningún partido importante a ningún club de los primeros lugares.
Y, por supuesto, pese a que gran parte de la hinchada (los demás son 'aliancistas casuales' que han encontrado en nuestro estadio y alrededores una alternativa para generar interacciones en sus redes, sacar plan y tomar un domingo de la tarde gane o pierda el equipo) estuvo involucrada en el encuentro más por amor a la institución que por convicción, lo cierto es que las cosas no iban a cambiar esta tarde con esos jugadores, con esos dirigentes.
No ganaron ningún partido decisivo este año. Foto: Berny Gutiérrez para El Blog Íntimo |
Los jugadores (y no olvidemos a Soso y su show teatral, una pésima imitación de Gerardo Pelusso o Gustavo Costas) que estuvieron usando y manchando (no defendiendo) la camiseta aliancista no estuvieron a la altura de la historia del club ni hoy ni durante todo este 2024 y asesinaron la ilusión de la mitad más uno del país, que está decepcionada, dolida y con ganas de despertar de esa pesadilla a los que nos han obligado a vivir.
Terror en Matute
En Apurímac, Chankas se hizo fuerte y no permitió que Universitario le anotara ningún gol. Alianza Lima tenía que hacer su tarea para ganar el Clausura; no tenía que marcar 8, como algunos planteaban envalentonados, sino solo vencer por la mínima diferencia en nuestra cancha a Cusco FC, el cual si bien hizo un partido excelente en todas sus líneas, no era superior a nosotros ni en plantel ni en sueldo.
Pero Campos se achicó, Freytes erró, Zanelatto no apareció, Rodríguez no centró, Arregui se lesionó, Sabbag no incomodó y Guerrero no marcó. Y Quevedo, por supuesto, en lo suyo: decepcionó. Con los ingresos en el segundo tiempo de Cabellos y D'Arrigo mejoramos, pero no fue suficiente porque no había el último pase y la más peligrosa fue un disparo de fuera del área que el arquero rival la botó al córner.
Cuando ya se iba a llegar a los 30 minutos del segundo tiempo, un desesperado Soso decide apostar con 3 delanteros al hacer ingresar a Guzmán y sacar al defensor Garcés. Diez minutos después su 'plan' terminó desmoronándose con los 2 goles seguidos que nos marcaron. De pura insistencia descontamos cerca de los 90 con gol de Cabellos. Después hubo una jugada peligrosa más, pero el partido se terminó. No se iba a lograr un milagro luego de un año en que hicimos todo para no campeonar. Lo peor es que de estar cerca a ganar el Clausura, somos ahora Perú 4 en Libertadores y no tendremos los 3 millones de dólares que da la copa a los que llegan a fase de grupos, necesarios para fichajes.
En crisis
La derrota pone en evidencia la crisis futbolística que tenemos desde el Clausura del 2023. Y sí, es una crisis, ya que con el equipo, recursos, presupuesto, logística, etc. que tenemos es increíble que hayamos disputado una vergonzosa final ante Universitario el año pasado y un decepcionante encuentro ante Cusco hoy, ambos partidos en nuestra cancha, que ya está dejando de pesar.
No se viene acertando con el DT ni con la llegada de varios jugadores (De Santis, Neira, Ramos, Waterman, Zanelatto, Arregui, Huamán, Succar, Rodríguez, etc.) ni la permanencia de otros como Sabbag, Lagos, Campos y Fuentes. Trece jugadores acabamos de mencionar, ¡trece!
Del plantel se pueden salvar algunos elementos (ustedes conocen), pero lo cierto es que Bruno Marioni (que ya culminadas sus prácticas preprofesionales se debe ir) y los acreedores no pararon de desacertar en cada una de las decisiones que tomaron en este año, y hasta casi terminan contratando a un DT que salió a todos los medios a decir que Alianza no estaba cumpliendo su palabra y quiso que el club le pagara una millonada de indemnización.
Y esto da a pie a hablar respecto a los acreedores principales, que en la práctica son los que terminan definiendo el futuro de nuestro club con sus nombramientos y sus acuerdos. ¿O es que alguien cree que compraron la deuda por puro pasatiempo y procrastinación?
El 'nuevo fondo' y la administración no dejan de meter la pata y mostrar que no entienden el mundo fútbol y lo que es Alianza Lima. Contratan jugadores extranjeros que no destacan ni en nuestro fútbol y a directores técnicos que versan bien, pero no plantean correctamente los partidos decisivos.
Ni siquiera tienen el suficiente peso dirigencial ante la FPF y los medios para reclamar injusticias arbitrales que sufrimos este año ni el político para impedir 'leyes'; y miran sin ni siquiera avergonzarse lo que sí logra hacer un sujeto que llora y llora ante los medios cuando no le validan algo a favor de su equipo.
Sobre la crisis identitaria, se nota que está marcada en la dirigencia y en varios jugadores. Los primeros no entienden que el fútbol no solo se juega en el campo y los segundos no entienden el aliancismo porque precisamente los primeros no se lo han explicado (porque no lo saben).
El 2025, esperamos, no puede ser peor. La mayoría se tiene que ir y tiene que llegar un técnico pragmático y experimentado, uno que no te venda la narrativa del largoplacismo cuando es novato y quieren experimentar con Alianza Lima como si fuera equipo de media tabla. Estemos atentos como hinchas y reclamemos; si no, las cosas que vendrán pueden ser peor. ¡Arriba, Alianza, toda la vida!
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