Se acabó. La meta del tricampeonato quedó sepultada por la que, sin duda, pasará a la historia como otra de esas postales amargas y, sobre todo, desconcertantes por la enorme cantidad de factores que pudieron haber cambiado por completo el desenlace con pequeñas diferencias. La llave contra Universitario se perdió de manera justa e inobjetable, pero también quedarán en nuestra consciencia todos los errores, todas las cagadas cometidas por nosotros mismos en distintas esferas de la institución que nos llevaron a este indeseado final.
El tricampeonato frustrado puede entenderse desde dos lecturas: desde lo hecho en los últimos dos clásicos, y desde cada error cometido por el club a lo largo de esta temporada 2023. Las dos joden, las dos duelen, pero toca plantar cara y revisarlas a fondo para entender lo ocurrido. Cuando pase todo y la cabeza se nos enfríe, de ese análisis tendremos que partir para pasar la página.
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Fuente foto: Andina |
Alianza Lima vs. Universitario: alineaciones
El aquí y el ahora: así perdimos las finales
Hay que decir las cosas como son: Mauricio Larriera aplicó uno de los planteamientos más insólitos y estúpidos que me haya tocado ver en una final del fútbol peruano. Desde ya había sido criticable la propuesta para la ida en Ate, con un Alianza partido al medio y absolutamente especulativo, que apostó por aguantar el cero, pero no tuvo capacidad de reacción ni de replanteamiento una vez que el local abrió el marcador. Ante una 'U' que venía anímicamente fuerte y con su libreto bien aprendido, nos vimos ampliamente superados, salvados solamente por la muy aislada jugada del gol de Costa.
A ese 1-1 había que sacarle petróleo. Era un golpe psicológico importante contra ellos y uno muy a favor de nosotros. Había que saber gestionarlo desde el inicio con ímpetu y con toda la artillería, pero nuestro técnico decidió salir a especular aún peor con ese inentendible 3-5-2 que nunca se había aplicado en todo el año. ¿Qué puto sentido tenía ensayar eso? ¡Fue un completo despropósito!
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Equipo descolocado desde el minuto 1. Fuente foto: Andina |
Como era de esperarse, el equipo se mostró desacomodado en los primeros minutos, los mismos en los que la 'U' necesitó un solo descuido para poner el 0-1 y echar por la borda el impulso que nos dio el gol de Costa en la ida. De hecho, la ansiedad se invirtió por completo hacia nuestro lado y volvimos al mismo trámite que en el Monumental. El cabezazo de Édison Flores fue un baldazo de agua fría del que no podríamos recuperarnos, con el agravante de que en la mitad del primer tiempo Larriera ingresó a Zanelatto y paró un 4-4-2 también inédito que, por supuesto, tampoco nos llevó a ningún lado.
El orgullo del entrenador, así como una gran incapacidad de asumir su error desde temprano, le hicieron tardar y esperar recién al segundo tiempo para volver a un esquema más habitual y con algo más de fluidez, pero ya era demasiado tarde. El desgobierno del primer tiempo y el 0-1 en contra nublaron la mente de la mayoría de los blanquiazules.
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Cuando los referentes están desorientados, la situación se pone más cuesta arriba Fuente foto. Liga 1 Perú |
Es necesario admitir también, con mucha pena, que en la cancha tampoco se mostró la rebeldía esperada para un escenario como este. Aunque muchos fueron víctimas de la torpeza del esquema, también dejaron demasiado que desear desde lo que podían y no terminaron ofreciendo individualmente. En eso, los más decepcionantes para este redactor fueron Jairo Concha, Franco Zanelatto y Brian Reyna.
Con Alianza sumido en el campo rival, pero sin las luces ni las ideas, el peligro de recibir otro gol en una contra era palpable. Ángelo Campos tuvo que salir muy lejos de su área en más de una ocasión a cortar pelotas. Estábamos jugados atrás y así llegó el 0-2 lapidario de Calcaterra a los 82'. Ahí terminó el partido y se consumó todo.
Flashbacks y los malditos "hubieras"
Tras despotricar contra lo hecho en las finales, llegan ametrallados a mi mente miles de recuerdos sobre equivocaciones que se cometieron, literalmente, desde toda esfera del club: administración, gerencia deportiva, comando técnico, departamento médico, futbolistas...
Faltaron apenas tres puntos para obtener el Torneo Clausura y haber podido campeonar de manera directa, tres míseros puntos que pudieron haberse obtenido si no ocurría la inexplicable riña del 'Chicho' Salas con parte del plantel, o si no hubiéramos tenido todos esos lesionados, o si no dejábamos ir a Pablo Lavandeira a sabiendas (a nivel dirigencial) de que Cueva estaba roto e irrecuperable para este año, o si Larriera hubiera podido ganar siquiera uno de los partidos importantes que jugó en Matute.
Alianza Lima ganó caminando el Torneo Apertura con un plantel de mucho peso, con piezas de recambio importantes en casi todas las posiciones. Y, aunque en el Clausura no dejamos de pelear, sí fuimos un equipo muchísimo más terrenal y disminuido en comparación. Cuando tu enorme ventaja se reduce a eso, es porque se ha trabajado y planificado MUY MAL en todos los ámbitos. Por ello, muchas cosas deberán replantearse, y definitivamente, muchas cabezas deberán rodar también.
Algunas reflexiones finales
No sé si queda mucho más que decir. Este es uno de los días más amargos que pueda haber para ser aliancista. Como a cualquier hincha de este equipo, me embargan la cólera, la frustración y la indignación.
En el par de décadas que llevo viviendo esta pasión, he sabido saltar varias veces del cielo al infierno y viceversa. Alianza es grande por su arraigo, por una identificación popular que va más allá de sus logros deportivos y que genera ese amor hacia sus colores en medio de todo: de sus glorias, de sus tragedias, de sus cagadas, de todos los contrastes que pueda tener como los tiene la vida misma. Mi amor por la blanquiazul se reafirma todos los días en esta incondicionalidad. Y aunque ratificarla hoy no me traiga consuelo, me mantiene de pie, con la convicción y el hambre de ir por las revanchas que el fútbol da y que Alianza Lima ya ha sabido tomar antes.
Nos vemos el próximo año. En ese 2024, por todo lo que implicaría, es obligatorio salir campeones. ¡ARRIBA ALIANZA!
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