Lo primero que me vino a la mente antes del partido es un recuerdo de cuando estaba en la universidad, año 2014; un amigo hincha de Sport Boys alguna vez me confirmó un dato que yo había leído hacía unos días: su equipo tenía la peor racha sin ganar de un equipo peruano en la Copa Libertadores de América, con dieciséis partidos. Yo siempre me reía e imaginaba cómo sería tener dieciséis partidos consecutivos sin ganar, ya que para ese entonces teníamos únicamente tres: los del 2012 contra el campeón vigente de Uruguay, Nacional; el subcampeón de Brasil, Vasco da Gama; y el recurrente Libertad de Paraguay.
Lo que hacía 6 años era impensable es hoy es una realidad mucho más que nefasta; la noche más negra de nuestra historia copera, esa que se veía venir a lo lejos pero que no queríamos que llegara, llegó, y cayó en Matute: el equipo que -para nuestra desazón- representa a nuestra amada institución consiguió empatarle en la última jugada del partido a Estudiantes de Mérida. Alianza llegó con el "superequipo" que vendieron los medios y con el 21 en la mano, a priori dispuesto a ganar, pero terminó pasando lo que es costumbre este 2020; jugamos mal nuestras cartas y terminamos, como se diría en blackjack, en bust; sobrepasamos ese fatídico veintiuno para pasar a ostentar el ignominioso récord de 22 partidos consecutivos sin ganar en Copa Libertadores de América.
Vi un planteamiento mediocre, una oncena íntima gregaria, a merced de un equipo mermado tanto en la plantilla de jugadores como en el comando técnico, un once muerto, sin alma, sin corazón, sin táctica, sin técnica, sin amor propio. Decir que nuestro primer equipo fue ayer deshonroso sería no solo faltar a la verdad, sino más bien hacerles un halago: deshonrosos no, lo siguiente.
Escribe: Roberto Del Carpio (@rdelcarpio)
Uno de los disparates de la noche: Carlos Ascues con la cinta de capitán de Alianza Lima. Foto: El Comercio |
Ficha técnica:
Alianza llegó a este partido tras encontrar la mediocridad (antes, ni eso) en su funcionamiento frente al nadapoderoso Carlos Stein. La victoria por 0-2 en la Videna significó el fin de la peor racha de la historia del primer equipo de Alianza Lima en el "profesionalismo". Sin embargo, habían dos rachas nefastas aún vigentes, y ambas en el ámbito internacional: la primera, Alianza tenía 9 derrotas consecutivas en Matute jugando Copa Libertadores de América; la segunda, habíamos igualado a Deportivo Galicia como el equipo con más partidos consecutivos sin ganar en cualquier cancha por la máxima competición continental (3E, 18D). Si bien la falta de amor a la camiseta de varios de los futbolistas del plantel era notoria, al punto de ser desesperante, yo esperaba que en este partido pudiesen resarcir a la hinchada. Qué sapo me comí.
Con la fe de siempre, esperé con ansias la hora de partido para ver a aquellos que llevan la camiseta del club de mis amores. Salió el once... bueno, es lo que el entrenador decide. Empieza el partido, ellos llegaron primero: minuto 1, remate de Lobo, fácil para Ítalo. Pero nosotros pegamos rápido y al tercer minuto llegó el primer gol en asociación de Alianza Lima en la era Salas: trepada de Aldair Salazar, pase para Joazhiño Arroé, remate mordido que se mete pegado al palo derecho con complicidad total del arquero Araque, quien se tiró tarde.
1' ¡G⚽⚽⚽L DE @ClubALoficial! GOOOOOOOOOL DE ARROÉ
— El Blog Íntimo (@elblogintimoEBI) October 1, 2020
Alianza Lima 1 - 0 @EstudiantesMEFC
¡VAMOS ALIANZA! #AlientaDesdeCasa#ArribaAlianza#CorazónParaGanar
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Uno a cero, a cobrar. Durante los primeros treinta se pudo ver un partido parejo con llegadas claras para ambos conjuntos: los cabezazos de Quijada (al travesaño) para Alianza, de Mena para Estudiantes, un remate de Cristian Rivas y hasta un despeje de los venezolanos (que casi se convierte en autogol) fueron lo más peligroso del partido. A Alianza le llegaron varias veces y le hicieron 4 remates al arco en la primera parte, los cuales llegaron tras varios problemas que hemos discutido hasta el hartazgo en #ElPodcastÍntimo: la nula vocación de Ascues y Cruzado para la marca, la falta de retroceso de los laterales y el empecinamiento con la "salida limpia" desde el arquero. Con un Mora en caída libre desde su convocatoria a la selección y Ballón haciendo la triple función de volante de marca e interiores, Jesús Meza tuvo todo a su favor para conducir los hilos del partido.
El momento bisagra llegó en el minuto treintaitrés: Ítalo Espinoza, en lugar de agarrar la pelota con las manos (como debería hacer cualquier arquero) intentó despejar con los pies, pero lo hizo de manera tan defectuosa que no solo terminó sacando la pelota con la rodilla, sino que se llevó de encuentro a José Rivas en el área chica, cometiendo así un penal infantil. El propio Rivas cobró y la clavó en el ángulo, empatando así el marcador. Aquí murieron las intenciones de Alianza, aquí se terminaron la energía, las ideas y el pundonor. El primer tiempo terminó sin mucho más.
Para el segundo tiempo esperaba, por lo menos, la salida de Ascues y Cruzado, de tal manera que se veía algo de aire en el equipo. Sin embargo, salimos sin hacer ningún cambio, lo cual se reflejó en el trámite: el 10 de Estudiantes seguía controlando a su antojo el partido. Los laterales seguían sin retroceder, los volantes seguían sin correr, nuestro 9 seguía desesperado intentando procurarse una jugada individual. En medio de esta vorágine de adocenamiento, Ítalo Espinoza volvió a cometer un penal que no se ve ni en un partido de escuela base: tackleó a José Rivas dentro del área.
Es aquí que yo me pregunto, ¿dónde está el trabajo especial que supuestamente hace el CT con los arqueros? ¿Qué hace el señor José Ignacio Mena Campbell en Alianza? ¿Qué tipo de acompañamiento psicológico están recibiendo los integrantes del plantel? ¿Por qué nuestros jugadores, en especial los arqueros, andan tan nerviosos? Nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que José Rivas anotó un doblete de penal en el minuto sesentaiséis, con lo cual el partido se puso muy cuesta arriba.
Foto: CONMEBOL |
Kluiverth Aguilar ingresó con ansias, pero sin lograr asociarse con los fantasmas que lo rodeaban. El doble lateral por derecha se terminó con la salida de Aldair Salazar por Gonzalo Sánchez, quien volvió a demostrar lo gigante que le queda la camiseta del equipo más grande del país. Cuesta creer que hizo todo su proceso formativo en Alianza y que estuvo en el club desde inicios de la década. El equipo deambuló por la cancha, y salvo atisbos de Aguilar, Rubio y Arroé (sí, está leyendo bien, Joazhiño Arroé) puedo decir que jugamos como un equipo recién ascendido a Primera División.
Los venezolanos tuvieron cómo meter el tercero, pero su falta de rodaje se notó y erraron todas las chances que tuvieron. Sobre el minuto 82, tras un centro desde la derecha, un defensor del equipo venezolano impacta la pelota con el brazo estirado, desviando su trayectoria hacia la línea de fondo. Un penal grande como un condominio. El juez boliviano Gery Vargas, quien ya había arbitrado en Matute (1-3 vs. Palmeiras, 2018), no cobró ni penal ni tiro de esquina. Los únicos en reclamar fueron Rubio y Duclós (desde fuera de la cancha), quien se ganó la amarilla por su airada protesta. Las ganas de Rubio tendrían su premio en la última jugada del partido.
90+5' ¡G⚽⚽⚽L DE ALIANZA! Cuando el partido moría, apareció Patricio Rubio para empatar el marcador.
— El Blog Íntimo (@elblogintimoEBI) October 1, 2020
Alianza Lima 2 - 2 Estudiantes de Mérida
¡VAMOS ALIANZA! #AlientaDesdeCasa#ArribaAlianza#CorazónParaGanar
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Un mal remate de Mora se desvía en un jugador de Estudiantes y la pelota le queda servida a nuestro 9, quien encuentra así el empate. El gol de Patricio Rubio fue, tal vez, el que menos he gritado desde que soy hincha de Alianza Lima. ¿Culpa del Pato? Para nada, pero hasta a él se le notó tras anotarle a Araque que no había motivo alguno para celebrar, por más de que fuese un gol que cayó en un minuto tal que en cualquier otro contexto hubiera hecho que la mitad del Perú se quedara ronca al día siguiente. De esta manera se consumó la catástrofe en el Alejandro Villanueva de La Victoria.
Apreciaciones finales:
Si bien salvamos lo que hubiese sido la décima derrota consecutiva en Matute por la Libertadores de América, nos encontramos un empate lamentable frente a un equipo con mucho menos rodaje por la falta de actividad en su torneo local, cuyo DT vive en otro país, con bajas por COVID-19, que venía de ser avasallado en su cancha por Nacional, sin impronta, con un nivel de Liga 1, sin velocidad, sin dinámica, sin precisión, sin ideas claras, sin estilo de juego, con un 10 que es más lento que cualquiera de nuestros jugadores; en fin, sin ningún indicio de ser un equipo al nivel de los rivales que hemos tenido en los últimos 3 años en esta competición. Quedarme con el penal que no nos cobran o jubilar a Ítalo es caer en facilismo. Hay muchos más factores que influyeron en el afrentoso empate de anoche. Ojo, hay que decirlo con todas sus letras: lo de ayer fue una vergüenza internacional, una mancha indeleble para el equipo más grande del Perú.
Párrafo aparte para Mario Salas. El gol de Joazhiño Arroé (reitero, en gran parte gracias a Araque) es el primero que hace Alianza Lima con el "sello" del entrenador, el fútbol asociado, de posesión, progresión, profundización, finalización, celebración, etcétera. El primero en 10 partidos. El equipo abusó del intento (sí, intento, no llegamos a concretar casi nada) de la salida limpia, sin tener ninguna otra variante que no fuese el juego a ras de piso. Celebró el gol de Rubio como si hubiese ganado la Copa Intercontinental, ¿qué sentido tiene? Vaya usted a saber. A eso hay que sumarle sus desafortunadas declaraciones: no se cansa de declarar estupideces para que, me parece, las críticas caigan sobre él y no sobre el equipo. Mala jugada, Mario; hasta en eso te ganó tu predecesor. Tras la bochornosa derrota en Mérida, donde nos dejamos voltear el partido en el último suspiro, manifestó tener "una sensación bastante dulce"; tras este empate, que pasará a la historia como una vergüenza a nivel internacional, dijo que "según los números, vamos por muy buen camino". Lejos de tranquilizarme, me genera repulsión ver que nuestro DT le falta el respeto a la inteligencia de la afición no solo aliancista, sino futbolera.
¿Qué se puede esperar de un equipo cuyo capitán (Cruzado y, tras su salida, Ascues) es incapaz de insuflar un mensaje de amor a la camiseta? ¿Qué se puede esperar del primer equipo si los dirigentes se inmiscuyen en la tarea del director deportivo? ¿Qué se puede esperar de un equipo cuyo goleador es el jugador más engreído y agrandado del plantel? ¿Qué se puede esperar de un equipo cuyas cabezas, tanto a nivel de CT como a nivel dirigencial, son incapaces de hacer una autocrítica? Después de algunos años de trabajo decente y organizado (no importa cuántas veces salga Diego Gonzáles Posada en medios de quinta a dar entrevistas lamentables, los verdaderos hinchas sabemos lo que viene pasando), las nuevas cabezas del club (véase el organigrama) exacerbaron todas nuestras falencias administrativas y nos están convirtiendo en el hazmerreír de América. No olvidemos sus nombres.
Próxima fecha | Alianza Lima vs. Deportivo Llacuabamba
Toca seguir. La próxima cita del equipo aliancista es este sábado 3 de octubre a las 3:30 P. M. contra Deportivo Llacuabamba en el Estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en condición de local por la fecha 16 de la Fase 1. Sí, el partido por la fecha 15 se jugará después. Cosas de la Liga 1, señores. Espero poder ver a Beto Da Silva, supuestamente ya apto para jugar, frente al equipo patacino. Es hora de encontrar variantes en ataque y, por fin, ver que la propuesta de Mario Salas empiece a prosperar con la blanquimorada.
El cuero está curtido, de esta nos levantamos y salimos todos juntos. Estuvimos a nada de descender, salimos; se nos fue la mitad del plantel, seguimos; teníamos once años sin gritar campeones; volvimos; los socios y malos dirigentes llevaron al club a la quiebra, lo estamos sacando de ahí. Esta mala racha se va a terminar, pero con toda la hinchada como un solo puño, sin desfallecer, como ha sido toda la vida.
El Blog Íntimo Podcast | Punto que no suma nada
Ayer, hoy y siempre; en las buenas, en las malas y en las peores, ¡ARRIBA, ALIANZA, TODA LA VIDA!
Es lamentable el nivel de jugadores que tenemos y enciman gana un monton de plata. Deberiamos ir en mancha a matute a protestar contra esta nefasta dirigencia y estos miserables que s eponen esta camisite historica y por culpa d eesots indeseables nuestros ivales se burlan de nosotros. la hinchada paga los platos rotos. Lo mas increible es que esta porqueria de dirigencia nisiquiera tome acciones inmediatas contra esta verguenza y el pobrisimos nivle y poca entrega de estas basuras. nuestro rival quebrado tiene mejor ojo para contratar jugadores y encima se matan por su camiseta. Aca veo que les llega jugar, entrana la cancha desganados sin amor propio y sin ganas d ejugar. que los boten y pongan gente que si quiera entregarse, ya basta carajo.
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