Escrita por: Jhonny Jhoset Pacheco Quispe
Concurso: Pasión Crónica
Cuando el árbitro dio el pitazo final, la tarde aplomada, por el partido trabado, principió a descubrir ese azul y blanco destellante como el gol de Jairo Concha y su celebración. Fue un encuentro difícil por el rival y sus pergaminos, los lesionados que salieron de forma temprana, la expulsión de Valenzuela, la escasa aparición de las individualidades, las dos únicas veces que remató el equipo y por el asedio de Melgar al final del partido, aunque con una convicción que alumbraba la tarde gris: la entrega y la solidaridad del grupo para no perder el partido. Como reza una frase popular, aunque reformulada para este post: “No en vano se nace al pie de Matute”. Ese es nuestro derrotero: corazón para ganar.
Primer tiempo
El partido comenzó con ambos equipos midiéndose en el césped. Ninguno quiso arriesgar en los primeros minutos (aunque diría todo el partido). El fútbol se concentraba (por no decir que se destruía) en el mediocampo. Producto de esas fricciones es la amarilla de Valenzuela, quien recién había ingresado por Benitez lesionado. Unos minutos antes el Zorrito Aguirre, que había remplazado a Aldair por lesión, había ensayado un tiro cruzado al arco mistiano. El remate no tuvo el efecto buscado, lo que no permitió abrir el marcador antes de que finalice la primera etapa.
Segundo tiempo
En la segunda parte, el partido tendría la misma sintonía: un encuentro apesadumbrado con cierto letargo. Ni siquiera los tiros al arco de FC. Melgar despertaban un peligro real. No era aburrido el partido, pero tampoco había expectativa ni sobresalto. El juego dibujaba un empate a cero como contra Alianza Universidad y Sport Boys. Pero apareció uno de los jugadores resaltantes en esta campaña, pero que había desaparecido en el encuentro, Jairo Concha. Una pelotera al borde del área que mantenía el balón en el aire hasta que pivotea Vilchez, le ganan a Barcos por arriba, aunque el defensor mistiano, sin querer, le dio la pelota a Concha que cogió el “pase” y se direccionó hacia el arco tocando el balón de forma magistral. En la repetición se ve el efecto del tiro, el toque con borde interno y un detalle no menor: la sombra protectora que hace Barcos ante un jugador arequipeño (incluso se cae) para que este no pueda obstruir a Jairo ya encaminado para el remate. Gol y la clasificación a la Copa Libertadores de América 2022. Gol y 8 puntos de diferencia. Gol y en lo más alto. Gol y “Se va, se va…” (coloque de fondo musical “Una pelota de trapo” para que logre el compás de la frase).
Ya con un jugador menos, por expulsión a los 54’ de Valenzuela por segunda amarilla, Alianza retrocedió instintivamente para defender el marcador. No se podía arriesgar los tres puntos. Entró Farfán y Moyano para colaborar con el equipo. No obstante, pese al asedio de Melgar, el equipo nunca pasó sobresaltos. Ni siquiera con el ingreso de Quevedo, quien amagó cierto peligro en el arco de Campos, pudieron vulnerar la férrea defensa de Alianza con Miguez, Montoya (de buen partido), Vilchez, Mora y Lagos. Con esa tensa calma de que no nos empatarían, se consumieron los 5 minutos adicionales que dio el árbitro.
La figura
Podría escoger a Jairo por el gol o Barcos por friccionar a la defensa para dejar a Concha solo para el remate, pero creo que hay un agente importante y determinante en este buen nivel del equipo: Carlos Bustos. No solo por armar un equipo base de experiencia y juventud, rescatar futbolistas como Mora que el año pasado le pesaba la camiseta, o defender el cero en el arco, sino también por replantear partidos complicaos como este, debido a la expulsión. Nunca se sintió el hombre menos, como sucedió en el clásico de forma similar. Y eso se relaciona con la alineación y el orden táctico que se plasma en el césped. Los cambios en la mayoría de ocasiones son acertados. Hay solidaridad del grupo no solo en el campo, sino en los camerinos, como lo hace notar el Pirata en sus transmisiones en vivo. Este equipo luchador que no deja de remar hasta conseguir el resultado es la huella de Bustos, la impronta de la “Bustoneta”, sino observemos las estadísticas: 16 partidos sin perder, cuatro triunfos consecutivos, el arco menos batido y solo una derrota en todo el campeonato. Digno de aplaudir y soñar.
Apreciaciones finales
Si dejamos de lado la alegría y aterrizamos algunas críticas, tomemos en cuenta que Miguez ha tenido un nuevo error en la defensa que, felizmente, no complicó el jugador arequipeño ante la salida oportuna del arquero. Ante Cuzco FC también se enredó con el balón y causó cierta zozobra al arco de Campos. Y en los goles de Binacional, si bien no tuvo culpa de ellos, llega tarde a un cierre. No obstante, eso no reduce el pundonor y la energía que le pone Miguez en cada minuto. Es uno de los pulmones del equipo ante la adversidad junto a Ballón que, con un trabajo silencioso, ha recuperado el nivel que le conocíamos. Los de mayor experiencia brindan solidez a los jóvenes. Primero fue Portales, ahora Montoya, que se ha desenvuelto de la mejor manera.
Próxima cita
El próximo partido será ante Alianza Atlético de Sullana, equipo que intenta alejarse de la zona de descenso y seguramente muchos ex jugadores de la casa se jugarán su partido personal para hacer cumplir la “ley del ex” que, por supuesto, esperemos no sea así. Alianza tiene oficio, otro rostro muy diferente al del año pasado. Cuando nos enfrentemos este sábado veremos, paradójicamente, las dos caras de Alianza, el titular del 2021, y los ex jugadores íntimos del 2020 que llevaron al cadalso al equipo del pueblo. Es la oportunidad de romper ese espejo concavo, porque este amor, el de Alianza, no es para cobardes. ¡Arriba Alianza!
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